Casi siete años después, el club madrileño anuncia el regreso del anterior escudo tras un referéndum en el que 68.894 socios votaron por este cambio, que no se hará oficial hasta el 1 de julio de 2024
Hay quienes no creen en las segundas oportunidades, en que cuando dos caminos se separan, no deben volver a cruzarse, pero el destino a veces se pone cabezón y es justo con quien nunca lo fue. Hay caminos que están destinados a reencontrarse; ya sea por un hilo rojo, o por la fe de miles de soñadores. Esto último se evidencia en el caso del Atlético de Madrid, que, tras siete años de una lucha incansable por parte de su hinchada, recupera aquello que les pertenecía a sus aficionados y que por capricho les arrebataron.
En diciembre de 2016, cuando la afición colchonera intentaba asimilar que esa sería la última temporada en el Vicente Calderón y que al año siguiente se mudarían a las afueras de la capital, llegó la peor de las noticias, el club anunció un cambio en la imagen del escudo, la llegada de un “logo” en la próxima temporada. Las ansias del temido rebranding traspasan fronteras y llegan al mundo del fútbol quitándoles el puesto a los forofos y amantes del deporte más bello. Frente a la esencia, la simplicidad; frente al sentimiento, la rentabilidad económica; frente a lo ilustre, el minimalismo; frente al sentido, lo absurdo. De un día para otro borraron una franja, marearon al oso y el madroño se secó, las siete estrellas dejaron de brillar y las esquinas se arquearon. Junto a las luces del Calderón, se apagaron las de un escudo que llevaba representado al equipo 70 años, desde 1947. Sin embargo, el mayor error fue la burla y el menosprecio a la afición atlética, a quien no se consultó el cambio, imponiendo un logo que no les representaba.
La reacción de los colchoneros no tardaría en llegar. Desde el anuncio del cambio de enseña, hubo un total rechazo por parte de la inmensa mayoría de los socios y aficionados. A raíz de ello, peñas, ultras y aficionados han impulsado numerosos movimientos y campañas con la esperanza de que llegara el día de hoy, una lucha bajo el lema “El escudo no se toca“, un cántico que rugió por primera vez el Calderón y que trasladaron al Metropolitano. Este lema se ha visto en pegatinas, pancartas, grafitis, camisetas, bufandas y banderas.
Han sido siete años de lucha imparable de miles de aficionados que cada fin de semana se han dejado la garganta para, irónicamente, tener voz y palabra, para ser escuchados, formar parte de un asunto que les concierne más de lo que nadie puede imaginarse. Años de reivindicaciones, hastiados de numerosas tomaduras de pelo por parte del palco. Sin embargo, lo han conseguido. Frente a las excentricidad y la avaricia del fútbol moderno y frente al poder del dinero, hoy, el hincha indio no solo ha interferido en el rumbo de la historia de su club, ahora también forman parte de ella.
Consulta no vinculante y campaña por el escudo
Después de más de un lustro de peticiones para el regreso del escudo, después de numerosos ninguneos por parte de los máximos dirigentes del club, llegaría la semana que lo cambiaría todo. El 22 de junio se celebró en el Metropolitano una reunión de la Comisión Social, donde se propuso una consulta para conocer el número de socios que desean la vuelta del escudo anterior. Tras la aprobación del club llegaron las esperanzas de los aficionados que soñaban con su regreso y el principio de una semana que cambió la historia del club rojiblanco.
Cumpliendo la promesa realizada en la reunión, los días 23 y 24 se convocaron a los más de 130.000 socios a participar en una consulta no vinculante sobre la posibilidad de cambiar de escudo. El club no lo puso nada fácil, se anunció a través de un tímido comunicado que apenas fue difundido por sus redes oficiales. Además, se determinó que aquellos que no votaran estarían a favor del escudo actual. Tampoco tuvieron en cuenta a los socios más mayores, víctimas de la brecha digital, ni a los socios extranjeros. A pesar de las trabas que impuso el club para realizar la votación, el resultado fue todo un éxito para quienes predicaban el regreso del escudo.
No obstante, los principales artífices y responsables de este exitoso resultado fueron las leyendas y jugadores del club que, a través de sus redes presumieron del escudo que a ellos les representaba. Los cuatro capitanes, el entrenador, cuerpo técnico y leyendas como Gabi, Fernando Torres, Godín o Futre se sumaron a esta iniciativa, impulsada por Koke, el capitán del equipo. Tras ellos, decenas de jugadores y jugadoras, canteranos y ex jugadores animaron a votar por el anterior escudo. El resultado fue aplastante: 61.021 socios, el 44% se mostraron a favor de ello.
Consulta vinculante y regreso del escudo
Tras los increíbles resultados de la consulta, el club se vio obligado a hacer una consulta vinculante, un referéndum en el que los socios decidieran, definitivamente, el rumbo del escudo. Así lo anunció Gil Marín mediante una carta abierta a su afición. Siguiendo la misma dinámica, de forma telemática, los socios tendrían desde las 10:00h del miércoles 28 hasta las 14:00h del viernes 30 para decidir cuál es el escudo que quieren que les represente. Casi una hora después del cierre de la votación llegó de forma inminente los resultados de la consulta, una arrolladora victoria del anterior escudo sobre el actual.
El 88.68% de los socios que participaron en el referéndum han votado por el cambio de escudo, frente al 11,32% que votaron por conservar el actual. En la consulta han participado 77.690 socios, lo que significa que 68.894 socios han votado a favor del cambio, una aplastante mayoría que legitima el cambio y recompensa los siete años de lucha a pesar de los obstáculos y de las burlas de quienes no quisieron creer. Sin embargo, el cambio se hará oficial a partir de la próxima temporada, y por lo tanto, el escudo no volverá hasta julio de 2024, el año que viene.

“La filosofía del Atlético de Madrid es abrazar y recordar su historia, que inicia una nueva etapa con el regreso al anterior escudo”. Esta frase concluye el comunicado que este hace oficial la vuelta del anterior escudo. Así terminan siete años agónicos de una hinchada que jamás bajó los brazos, ni se rindió, que no paró hasta conquistar lo que era de ellos, el escudo que les arrebataron, pero no de sus camisetas, ni de su piel. Esta historia acaba con un final feliz, como ejemplo de que si se cree y se trabaja, se puede. Un ápice de esperanza para otras aficiones que están pasando por lo mismo, que viven inmersos en la moda de lo digital, del marketing y del rebranding en contra de su voluntad, para que también despierten, o sigan luchando.
El año pasado, por estas fechas, a los aficionados del Atlético de Madrid también les arrebataron las rayas rectas de su camiseta. De este club ya solo quedaba su gente, esa gente que ha hecho posible recuperar la heráldica de un club con 120 años de historia. Puede que del Calderón solo queden cenizas y que en el Paseo de los Melancólicos retumbe el silencio, pero hoy el Calderón ha resucitado, porque lo son los 68.894 socios que han hecho posible el regreso de la esencia de millones de aficionados, el escudo del Atlético de Madrid: El que dirigió Luis; el del Doblete; con el que bajaron a segunda; el mismo con el que debutó Fernando Torres; el que los hizo tocar el cielo de Hamburgo, de Mónaco, de Bucarest; El que llevaba en el pecho Godín cuando les dio la Liga en el Camp Nou; el que también portaba Miranda cuando su cabezazo les dio la Copa del Rey ante el eterno rival. El mismo escudo que los atléticos llevaban el día siguiente a la pesadilla de Lisboa, tras el infierno de Milán. El único escudo que ondeaba las banderas a orillas del Manzanares y que a partir de julio de 2024 ondeará el Metropolitano.
Ahora que el escudo vuelve a su forma y el oso regresa a su posición, vuelven a crecer los madroños y las siete estrellas brillan más. Ahora el Atleti es un poco más Atleti, aunque sus aficionados tengan que esperar un año más, mientras, lo celebran junto a Neptuno, el Dios del Mar y el patrón de los colchoneros.