Protagonizada por Taylor Zakhar Perez y Nicholas Galitzine, se estrenará el 11 de agosto en la plataforma. Una comedia romántica entre el Primer Hijo de Estados Unidos y el príncipe de Gran Bretaña cuyo amor no entiende ni de linajes ni de cargos políticos.

Aún quedan cuatro meses, pero 2023 ya se puede ir coronando como el año de las adaptaciones cinematográficas. La Chica de Nieve, Daisy Jones & The Six, Culpa Mía, Un cuento perfecto, Dune II… Estas son solo algunas de las muchas que formarán el recuerdo de este año. Un año que deja el listón cinematográfico demasiado alto con el gran éxito de “Barbieheimer”.

Prime Video se ha vuelto a sumar a esta recurrente tendencia entre las plataformas digitales y ha apostado por dar vida al best seller internacional Rojo, blanco y sangre azul de la escritora estadounidense Casey McQuiston. Esta nueva comedia romántica LGBTQ+, protagonizada por Taylor Zakhar Perez y Nicholas Galitzine y dirigida por Matthew Lopez, estará disponible el 11 de agosto en más de 240 países. No obstante, las redes llevan resonando amor hacia esta adaptación desde la primera noticia que tuvimos de ella hace un año.

En ‘22 minutos con’ la hemos visto en primicia. Analizaremos algunos detalles entre la novela superventas del New York Times y su reciente película. Por lo tanto, te aconsejamos que, si no has leído el libro o si quieres planear un “viernes de cine” sin spoilers, vuelvas al artículo una vez que hayas descubierto este exitoso enemies to lovers entre el Primer Hijo de Estados Unidos y el príncipe de Gran Bretaña.

Sinopsis

Alex Claremont-Diaz, el hijo de la presidenta de Estados Unidos, y el príncipe británico Henry tienen mucho en común: son increíblemente atractivos, tienen un carisma innegable, son populares en todo el mundo… y se desprecian mutuamente. Su eterna rivalidad nunca ha sido un problema, hasta que un desastroso y muy público altercado en un evento de la Casa Real se convierte en combustible para la prensa rosa, generando una potencial brecha en las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido en el peor momento posible.

Cuando sus familias y responsables comienzan a hacer control de daños, fuerzan a los dos rivales a fingir una tregua. Pero mientras esa fría relación entre Alex y Henry inesperadamente se derrite para transformarse en una amistad en potencia, la fricción que existía entre ellos desencadena algo más profundo de lo que jamás imaginaron.

¿Libro o película?

Para los amantes incondicionales de los libros, las adaptaciones cinematográficas suelen dejar mucho que desear: un sabor agridulce que, a veces, es más agrío que dulce. ¿Este es el caso de Rojo, blanco y sangre azul? En realidad, puede que se trate de una mezcla entre ambos si entendemos la novela y la película por separado y no como un conjunto.

Lo principal de la trama original del libro está presente: ese “enemies to lovers” tan característico del best seller de Casey McQuiston. También es notable la esencia y la química tan representativa y especial que singularizan a Alex y a Henry (ese rifirrafe que rezuma amor y deseo a kilómetros, aunque con falta de algo más de rivalidad y de comunicación), y que tan bien ha sido trabajada y conseguida por Perez y Galitzine.

Como punto a favor para la película, podemos disfrutar de una dosis extragrande de la relación amorosa entre los dos protagonistas, y eso se agradece muchísimo. ¡Tenemos Alex y Henry para dos horas, en carne y hueso! En el libro, en cambio, muchas veces este amor se ve eclipsado por otros de los grandes temas que se trata en él: la política. Si no te manejas bien con el funcionamiento gubernamental de las elecciones estadounidenses puede que la lectura se te haga un poco pesada y cuesta arriba.

No obstante, y siempre teniendo en cuenta los procesos y las decisiones que se deben tomar para adaptar un manuscrito al cine, existen varios detalles que evidencian la diferencia entre ambas piezas. Una vez más, cuidado: ¡spoilers!

Por un lado, June Claremont-Diaz, hermana de Alex y uno de los personajes secundarios esenciales en el libro, no existe en esta adaptación y es Nora, la mejor amiga de los hermanos, la que ocupa todo su lugar. Además, mientras en la novela se le da mucha importancia al debate interior de Alex en cuanto a su sexualidad y su madre (Uma Thurman) es más estricta, en la película se muestra de una forma igual de importante pero quizá más banal.

El objetivo fundamental es dar visibilidad y apoyo al colectivo LGBTQ+. Sin embargo, además de la política, McQuiston también aborda la adicción a las drogas por parte de Bea, hermana del príncipe, y los abusos sexuales sufridos por Rafael Luna, senador demócrata; ambos temas obviados en la película. Quizá sea este punto lo más destacado, ya que Rafael Luna tampoco ha tenido cabida en el guion y todo el proceso de filtración de los correos entre Alex y Henry es muy distinto a cómo es en realidad.

En definitiva, desconozco cuál es la mejor fórmula: si leer el libro antes de la película o hacerlo al revés, imagino que irá en gustos. Pero, aun así, alejándonos en este caso del libro y sin tenerlo demasiado en mente mañana cuando se estrene la película, Rojo, blanco y sangre azul es una comedia romántica entretenida y muy ligera con un elenco muy talentoso y profesional.

Alex y Henry os harán caer rendidos ante dos jóvenes que apuestan por un nuevo mundo donde el amor no tenga límites ni entienda de linajes ni de cargos políticos. Porque sí, eso es lo que debería ser el amor: libre, sin ataduras, ni miedos ni prejuicios.

Aunque lo único que sobreviva sea el desarrollo de la relación entre ellos, os animamos a conocer ambas versiones de la historia y que seáis vosotros los que decidáis si os quedáis con la novela o con la película.

Por Lucía Núñez Domínguez

Soy Lucía, estudiante madrileña del doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Me gusta ver la vida a través de las letras: disfruto leyendo y escribiendo, y en mi tiempo libre suelo publicar en mi perfil de Instagram (@lnd_jdom) reseñas de mis lecturas. Toda esta faceta literaria va de la mano de la música, otro de los componentes cruciales en mi vida: muchos artistas de diversos géneros musicales me acompañarán en mi carrera periodística.