Los citizens consiguen el boleto para jugar la final de la máxima competición europea tras noquear al Real Madrid. El contundente 4-0 del final reflejó lo que se vio sobre el campo: una apisonadora azul. Los goles fueron de Bernardo Silva por partida doble, de Militao en propia meta y de Julián Álvarez.

Oda; la RAE la define como una composición lírica en estrofas en tono elevado, que generalmente ensalza a algo o a alguien. Teniendo en cuenta esta definición, el Manchester City hoy le ha dedicado una oda al fútbol. Desde el primer minuto el once de gala de los mancunianos salió a apretar y a ahogar. La presión alta y la fluidez en el juego de los locales no le dejaron dar pie con bola al Madrid. Los merengues pasaron los primeros minutos encerrados en su área, acosados por trenes bala vestidos de azul que entraban por todos los sectores del campo.

Las primeras ocasiones llegaron pronto para los locales. El City movía el balón con criterio en campo rival, aprovechando la movilidad de Gündoğan y De Bruyne en tres cuartos, la visión de juego de Bernardo Silva para aparecer en la medular de enganche o en la banda de extremo y el bloque bajo del Madrid, que casi tenía la defensa plantada sobre el punto de penalti. Pronto llegaron los balones colgados desde los costados, los cuales fueron rematados con potencia y a quemarropa por Haaland. Sin embargo, Courtois se vistió de Superman para salvar al Madrid de los remates del noruego a bocajarro, una vez con el cuerpo y otra vez con una estirada milagrosa.

Rubén Dias controlando un balón frente a Modrić 

Los minutos pasaban pero el aluvión de juego del City no cesaba. Fue clave la presencia de Stones en el mediocentro, quien actuando como falso pivote a la altura de Rodri, liberó a los interiores. En la jugada del primer gol, el central inglés dibujó un desmarque de ruptura en diagonal desde segunda línea hasta el área del Madrid. El balón llegó a sus botas y aprovechó que en su cabalgada había arrastrado fuera de posición hasta a tres jugadores merengues para asociarse con De Bruyne. El belga venía acompañando la jugada desde atrás y tocó de primeras para Bernardo Silva, que se encontraba en el hueco que los madridistas habían dejado para perseguir a Stones. El jugador portugués solo tuvo que girarse para fusilar a placer a Courtois por su palo. La lata se había abierto en una obra maestra de juego colectivo del City.

Los locales no bajaron los brazos con el 1-0 en el marcador. Quizás esta es la mayor diferencia con respecto al City de otros años. El Madrid avisó desde lejos con un latigazo de Kroos que se estrelló en el poste, pero los citizens lejos de acobardarse volvieron a golpear. Fue Bernardo Silva el que marcó el segundo a placer de cabeza en una jugada protagonizada por Gündoğan que llegó a la cocina con una poderosa conducción partiendo desde segunda línea. El Madrid era incapaz de contener las segundas jugadas del City, así como de ganar los balones divididos o hilar cualquier tipo de jugada. El mediocentro blanco pasó cerrado por derribo la primera parte, Benzema no apareció y Vinicius fue completamente desactivado por un Walker monumental.

Carvajal tratando de arrebatarle el balón a Gündoğan

El descanso llegó con este panorama. Al comienzo de la segunda parte vimos a un Madrid con más ganas y más ideas. Parecía que todavía tenía algo que decir, pero el City volvió a llevarse el partido a su terreno. Rodri marcó el tempo del partido con jerarquía y contundencia. El balón volvió a ser monopolizado por el City, que seguía soplando para derribar una vez más la casa blanca. El tercer gol llegó en un ejercicio de insistencia. De Bruyne, que había pasado todo el partido enviando centros sin destinatario, colgó un esférico en una falta desde el mediocentro. El balón terminó en la red tras tocar en Militao, que a pesar de todo no estaba firmando un mal partido.

En este punto el Madrid bajó los brazos. Los jugadores se miraban a la camiseta pero ya no veían ese blanco que en otras ocasiones les daba fuerza para llegar a las finales. En su lugar, había una camiseta negra. Hoy el Madrid jugó de luto. Con el 3-0 el partido perdió el ritmo. Llegaron piernas nuevas como Ceballos, Asensio o Tchouaméni, pero era demasiado tarde. El City terminó de rematar la eliminatoria con una definición de Julian Álvarez en un mano a mano tras un pase exquisito filtrado por Foden. El 4-0 reflejaba lo que estaba pasando, el rey de Europa estaba noqueado, besando la lona. El City, por su parte, aseguró su cita contra el Inter de Milán en el Estadio Olímpico Atatürk, en Estambul para jugar la segunda final de Champions de su historia. El himno de la Champions sonará en Turquía, pero la canción que pondrá los vellos de punta será la oda que el City le volverá a cantar al fútbol.

Por telee04

Aspirante a comentarista. Fútbol champagne por bandera. "Non ridere, non lugere neque detestari, sed intelligere" Instagram: telee_04 Twitter: @_ErTele_