El Manchester City tumba al Arsenal con un contundente 4-1. El equipo de Guardiola, que ha ganado todos los enfrentamientos directos contra los Gunners esta temporada, ahora sí depende de sí mismo para ganar la que sería su quinta Premier League en seis años. Haaland, por su parte, bate el récord de goles en una temporada de Premier con su tanto

Si perdemos, continuaremos siendo el mejor equipo del mundo. Si ganamos, seremos eternos”. Esas fueron las palabras de Guardiola a sus jugadores antes de la final del Mundialito de Clubes de 2009. La historia le dio la razón, el Barcelona ganó ese partido contra Estudiantes y ese equipo se hizo eterno. Hoy, en el Etihad Stadium hemos visto como otra de sus obras maestras, ha dado un paso más hacia la eternidad. El Manchester City ha arrollado al primer clasificado de la Premier League en un festival de táctica, técnica y un fútbol que ya no es descabellado tildar como uno de los mejores de la historia del deporte rey.

Ambos equipos estaban aún titubeándose en los primeros minutos del partido cuando un pase de Stones de 40 metros fue controlado de espaldas por Haaland en el círculo central. Dos toques le hicieron falta al noruego, encimado por Holding, para descargar sobre un De Bruyne que ya tiraba la diagonal. Veinte metros de carrera después y con tres jugadores a la cola, el mago belga puso el 1-0 con un elegantísimo pase a la red desde el borde del área. Corría el minuto 6 cuando el Arsenal sacó por segunda vez de centro. En los siguientes minutos el balón fue del Arsenal, aunque el ritmo del partido lo marcaba el City: la presión de los Skyblues por dentro evitó que los del norte de Londres encontraran líneas de pase claras sobre las que tejer jugadas. Hombres clave como Zinchenko u Ødegaard se vieron maniatados en una selva azul que no les dejaba desplegar su juego.

El City, por su parte, se sentía cómodo defendiendo. En salida de balón, Gündoğan y Rodri recibían y descargaban en pocos toques, siempre cortita y al pie. Mención aparte a De Bruyne, que firmó una clase magistral de cómo debe jugar una media punta. Jugó muy liberado, apareció en el juego por dentro y por fuera, repartió fútbol y magia a partes iguales y le dio sentido y forma a los ataques del City con el criterio y la visión de juego que le caracterizan. No hay ningún jugador en el mundo que entienda el fútbol como lo hace el belga. Además, nutrió de balones a un Haaland que no dejó de ofrecer desmarques de ruptura, de pelear balones y de disparar misiles, pero que se encontró con un muro llamado Ramsdale. El portero del Arsenal fue el mejor de su equipo a pesar de los 4 goles que encajó.

Ramsdale frente a Haaland segundos antes del 4-1

En la última jugada de la primera parte, un balón colgado de una falta lateral fue rematado de cabeza al fondo de la red por Stones, quien estaba habilitado por Ben White. El Arsenal había sobrevivido a Haaland, pero había encajado dos goles. La situación se antojaba muy delicada para los de Mikel Arteta, que solo dispararon una vez en toda la primera mitad por medio de Thomas Partey. El Arsenal entró más enchufado en la segunda parte, los jugadores tenían electricidad y ganas de dar la vuelta al resultado, pero se tropezaron con su escalón más firme: Ødegaard, sin estar presionado, erró un pase y le regaló el esférico a De Bruyne en el centro del campo. Este descargó con Erling Haaland que arrastró a toda la defensa en una cabalgada en diagonal para luego asociarse de nuevo con De Bruyne, que había seguido toda la jugada desde atrás y se encontraba solo frente a Ramsdale. El belga no perdonó con su disparo raso y el City vio el 3-0 en el luminoso.

En este punto el partido se durmió, los cambios en el Arsenal como los de Trossard o Jorginho no consiguieron insuflarle ritmo al partido. La defensa del City fue incontestable, la presión feroz y los errores casi nulos. Solo un despiste general en el minuto 86 permitió a Trossard encontrar a Holding dentro de un área repleta de piernas Blues. El inglés disparó con el interior de la diestra, como mandan los cánones, y el balón acabó en el fondo de la red. Sin embargo, la consolación Gunner duró poco, ya que en la última jugada del partido otra recuperación del City en medio campo acabó en las botas de un recién salido Foden. El nacido en Stockport aprovechó que Holding salió de posición para brindarle un balón de seda a Haaland que le dejó en un mano a mano contra Ramsdale. Esta vez sí lo supo materializar. Con ese gol, ya el trigésimo tercero, el noruego de 22 años se convierte en el máximo goleador de la Premier League en una temporada (en su formato con 20 equipos).

Erling Haaland celenbrando su gol 33 en Premier League.

A pesar de ser un resultado contundente, lo mejor del equipo de Guardiola son las sensaciones. Haaland por fin ha entendido lo que Guardiola le pide como delantero móvil: crear espacios a su espalda, sacar de la zaga a los centrales y descargar rápido. De Bruyne es inigualable, su presencia en todas las zonas del campo desahoga al City de la presión y con pases teledirigidos rompe líneas y explota los movimientos de los jugadores que juegan por delante de él. La defensa es una muralla, los volantes son creativos y los extremos desgarran por fuera y se unen a la fiesta por dentro para hacer de este Manchester City una verdadera máquina de jugar al fútbol. No parece haber vértigo ni límites para un equipo que sueña con todo, para unos hombres que miran a los ojos a la eternidad para decirle que si pierden seguirán siendo los mejores y que si ganan… serán inmortales. Los inmortales de Pep Guardiola.

Por telee04

Aspirante a comentarista. Fútbol champagne por bandera. "Non ridere, non lugere neque detestari, sed intelligere" Instagram: telee_04 Twitter: @_ErTele_