El delantero inglés alcanza con su tanto ante el Manchester City la cifra de 200 goles con los spurs en Premier League. Con este gol supera a Jimmy Greaves y se convierte en el máximo goleador de la historia del Tottenham.

El Manchester City sigue sin conseguir marcar en el Tottenham Hotspur Stadium

Tarde de domingo, cielo de Londres, focos encendidos, césped como tupida alfombra para el balón, gradas llenas hasta el gallinero y todos los ojos en dirección hacia los once jugadores del Manchester City. No es para menos dado que el conjunto citizen estaba a principio del día con la posibilidad de recortar distancias entre ellos y un recién derrotado Arsenal, que está perdiendo puntos a cuenta gotas. A pesar de esto, Guardiola no alineó a su once de gala, sino que prefirió apostar:

Rico Lewis, en la banda que antes pertenecía a Cancelo, fue una de las sorpresas del once titular de los skyblues, aunque no la más imprevisible dado que con el paso de las jornadas Guardiola le está dando al canterano de 18 años más y más minutos, ya sea en banda derecha donde habitualmente juega o en banda izquierda, donde se le pudo ver ayer.

Julián Álvarez por detrás de Erling Haaland, con el sacrificio de la creatividad de Kevin De Bruyne, que no entró hasta el minuto 60. Y por otra parte, Bernardo Silva en lugar de Ikai Gündoğan en busca de más verticalidad y asociación entre el interior y los jugadores de ataque.

El experimento falló, el Tottenham, que con Conte o con Stellini en los banquillos, da la sensación de que juega tan de memoria como el City.

El plan estaba claro, 5-4-1 de manual, bloque medio-bajo en fase defensiva, como gato panza arriba y buscar las genialidades arriba de Kulusevski. Salió el plan y no por casualidad: el gol de los Spurs llegó en el minuto 15, resultado de un disparo de primeras de Kane, el cual estuvo precedido de un pase comprometido de Rodri en la salida de balón hacia Rico Lewis, a quien Højbjerg le robó la cartera. Tras el gol, los dos últimos nombres no dejaron de escucharse. Rico Lewis, haciendo de lateral-pivote, fue el timón del City. Prácticamente todos los balones de los mancunianos pasaron por sus botas y consiguió distribuir el balón con la precisión, la velocidad y el buen juicio que uno no le adjudica de primeras a un futbolista de su edad, sino a uno más consagrado en años y experiencia. En pocas palabras, el canterano rebosó personalidad durante el juego, aunque dejó mucho que desear en defensa y luego el equipo no supo traducir los balones que le llegaban en ciertas ocasiones. De hecho los datos en ataque del City son sonrojantes hasta el punto de que Haaland no tocó el balón dentro del área ni tampoco acertó a disparar entre los tres palos en toda la primera parte.

El otro nombre del partido, con perdón de Kane, fue Højbjerg. El danés dirigió con sus movimientos la presión de los spurs y se manchó la botas una vez más en pro del equipo. Su incidencia en el juego es imprescindible para los de Conte y en este partido fue de sobresaliente. Consiguió aislar a Bernardo Silva por el carril central, se posicionó constantemente como tercer hombre en las ayudas en los ataques de los skyblues y nutrió de balones a la delantera. Se aprovechó especialmente para filtrar balones de todo tipo del hueco que dejaba constantemente Rico Lewis en la banda al colocarse de pivote. Los intentos de ataque que se desarrollaron por esta banda fueron cortados por Grealish, quien hizo un partido excelso en el apartado defensivo al corregir una y otra vez los huecos que dejaba Lewis por la banda. Este es un punto a corregir por Guardiola, que está encaminado en su innovación futbolística, pero no termina de dar con la tecla ya que el equipo está perpetuamente cojo cuando el lateral se incorpora al pivote para ayudar en la salida de balón y tras la pérdida se desarrolla un contragolpe.


El partido del City se desarrolló sin mucho que destacar hasta la entrada de De Bruyne. Grealish no tuvo más que alguna conducción en diagonal que la zaga local logró rechazar sin mayores problemas. El partido de Mahrez fue un código morse, destellos aislados seguidos de oscuridad. La realidad es que el argelino, a pesar de estar gozando de minutos en los últimos encuentros, no encuentra su mejor versión y el City le echa de menos.

A Julián Álvarez se le vio muy perdido detrás de Haaland, no conecta con el juego ni encuentra espacios para finalizar en el rol que Guardiola le asignó para el partido. Fue De Bruyne quien le otorgó otra marcha al partido, se le vio en todas las zonas del campo, muy trabajador y asociativo y de sus botas llegaron las mejores ocasiones de un conjunto que no sabe orientarse sin su brújula belga.

No obstante, ni con De Bruyne, ni con Gündoğan el City supo encontrar la senda del gol ante un Tottenham bien plantado, serio, con consistencia y sin medias tintas. La defensa de tres formada por Romero, Dier y Davies sigue acumulando porterías a cero a base de contundencia y solidaridad en las ayudas. Lo cierto es que este Tottenham empieza a recordar a un equipo de Tuchel, con una línea sólida de tres centrales, carrileros largos y puntas con velocidad. Es una escuadra a la que es muy difícil verle las costuras y convertir un gol.

Las únicas objeciones que se le pudo hacer al equipo londinense fue la roja por doble amarilla al “Cuti” Romero que confundió la intensidad con el roce y se fue expulsado en los últimos minutos por dos acciones aisladas y completamente prescindibles, la poca confianza cuando se encuentran con el balón en los pies, sobre todo en la salida de balón cuando Lloris suele rifar el esférico y la poca presencia de Son en el juego, que está y se le espera pero no consigue encontrarse con el polifacético goleador que fue en la pasada temporada para los del norte de Londres.

Con todo, el Manchester City, que sigue sin ganar ni marcar en el nuevo estadio de los spurs, ha perdido una oportunidad de oro para entrar en la carrera por la Premier con la sensación de que ya no es el sólido e implacable equipo que atemorizaba a toda Inglaterra en otros cursos, sino que más bien ha derivado en un Goliat rodeado de Davids. Es por ello, que cada vez más equipos están aprendiendo cómo neutralizar a los citizens y es trabajo de Guardiola reinventarse si quiere tocar oro en esta campaña.

En la otra cara de la moneda está el Tottenham, que da un paso hacia adelante en su lucha por entrar en Champions League, se consolida cada vez más como un equipo capaz de vencer y convencer con argumentos que, sin dejar de ser defensivos, son una baza seria en la que apoyarse para aspirar a pelear por la orejona el año que viene y que ve como su jugador insignia se ha convertido en el máximo goleador de la historia del club, además de que a sus 29 años ya mira a los ojos a Shearer como aspirante a máximo goleador de la historia de la Premier League, casi nada para el de Walthamstow.

Por telee04

Aspirante a comentarista. Fútbol champagne por bandera. "Non ridere, non lugere neque detestari, sed intelligere" Instagram: telee_04 Twitter: @_ErTele_