Cada 22 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Música en honor a Santa Cecilia, su patrona
La música siempre nos ha acompañado y pone color a nuestras vidas. Es capaz de generar todo tipo de emociones como amor, dolor, nostalgia, miedo, alegría, etc. La música salva vidas o al menos les aporta sentido. Tanto en soledad como en compañía, siempre hay un hueco para la música, para celebrar y para llorar, ella siempre está ahí.

“Encontré el sentido a mi vida cuando me metí en un estudio”, cantaba el otro día el rapero argentino Duki, en su sesión con Bizarrap. Para muchos la música es su motor de vida. Numerosos estudios científicos han revelado que la música tiene efectos terapéuticos en las personas. Está comprobado que escuchar música produce infinidad de beneficios para la salud.
Tanto los niños como los mayores disfrutan de estos positivos efectos que crean las melodías. El poder de la música puede crear múltiples beneficios para todas las personas; puede reducir la ansiedad y el estrés, mejorar la atención y el aprendizaje, aumentar la capacidad de memoria, ayudar a tener un mejor estado de ánimo y una mayor motivación e incrementar la coordinación. Incluso existe un tratamiento médico llamado “musicoterapia“. Los profesionales de esta disciplina aplican la música de manera que aporte beneficios psicológicos y físicos.
“La musicoterapia es una forma de animar y reavivar la llama de la ilusión por la vida. Descubre a la persona sus talentos latentes, mejorando la autoestima y el estado de ánimo. Actúa a nivel cognitivo, estimulando la atención, la memoria y la reminiscencia. A nivel emocional, tocar instrumentos, cantar, bailar, crear un ritmo o una melodía improvisando, abre un canal de comunicación libre de juicios donde prevalecen la aceptación y la validación de cada participante y de sus emociones”
Neurovida