Hoy se apagó la voz que durante años ha dado luz a las noches de este país, siempre de andaluzas maneras
Se quedó callado el silencio, no había ni habrá periodista que iguale lo más mínimo ese temple con el que Quintero manejaba sus entrevistas. Recordadas son esas noches en Canal Sur de “Ratones coloraos” o las de TVE con “El loco de la colina”, Jesús Quintero fue capaz de entrar cada noche en los salones de las familias españolas y dejarnos entrevistas que aún retumban en el imaginario colectivo.
Por sus programas han pasado personajes de cualquier clase y condición social, desde José María García, Antonio Gala, Chiquito de la Calzada pasando por Rocío Jurado y tal vez dos de las más recordadas “El risitas” y el “cuñao“. En los programas de Quintero la reflexión y el buen hablar estaban siempre presentes, no hace falta más que ver una entrevista para quedarse maravillado con su forma de comunicar y sobre todo la de dominar el silencio, que en ocasiones habla más que las palabras.
Jesús Quintero dignificó la manera de hablar de los que solo parecen que saben hacer reír. Andaluz por los cuatros “costaos”, Quintero nunca trató de eliminar su acento sino que lo mantuvo y eso ayudó a que el habla andaluza pasase de hacer gracia a ser respetada. Por todo esto y por su carrera como gran comunicador, Jesús Rodríguez Quintero recibió la medalla de Andalucía en 1986.
Nos deja una de las caras más reconocibles de la televisión nacional y nos ha dejado según informan medios como “El País” en paz, durmiendo la siesta. Allá donde quiera que vaya esperemos que siga entrevistando y dignificando el tan noble oficio del periodismo.
Para finalizar nos gustaría rescatar unas palabras suyas, que se cree que fueron el motivo que marcó el final de su carrera en televisión, “Los analfabetos de hoy son los peores porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación, saben leer y escribir, manejan la tecnología pero no ejercen; cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos. La televisión se hace a su medida, las parrillas compiten entre sí para ofrecer programas pensados para gente que no lee, que no entiende un editorial, que pasa de la cultura y solo quiere que la diviertan o que la distraigan, aunque sea con los crímenes más horrendos o con los más sucios trapos de portera.“
Que la tierra le sea leve al “Loco de la colina”.