Siempre al comienzo del otoño Bilbao celebra el festival internacional de literatura y arte, este año han desfilado personalidades tan reconocibles como Rosa Belmonte, Javier Cansado o Jonathan Coe, entre otros
El JA! es una especie de cajón de sastre, con mucho tino, donde cabe cualquier elemento que esté dispuesto a tratar sobre humor. Para aquellos despistados que crean que es un festival de humor, no lo es. No hay monólogos ni chistes recurrentes. Es un ejercicio más profundo e intelectual que recoge a personalidades, eso sí, con muy buen sentido del humor.
Desde el propio JÁ! Se describen como un evento cultural que destaca la importancia del humor en las artes y especialmente en la literatura; el humor entendido en su más amplio sentido y como expresión de la inteligencia, la civilización y la alegría de vivir. Casi nada. Y además lo consigue con las muy variadas personalidades que aglutinan en cada edición creando parejas a veces afines y otras imposibles.

Abrió el festival una entrevista a una muy enérgica Caitlin Moran, escritora británica que se ha destacado por transgredir el feminismo inglés con su novela Como ser una mujer, una novela muy autorreferencial y divertida; llena de cultura underground, con la idea de romper barreras con el feminismo académico y rígido con el que se encontraba en sus investigaciones. Enseguida reconoces en ella a una Showoman que domina el escenario. No en vano, ha sido premiada como presentadora de televisión, columnista, comentarista y escritora. Actualmente, se encuentra promocionando su novela Más que una mujer para mantener el feminismo en la etapa de la mujer más madura y moderada en la que se ha convertido y la que cree es la que sostiene el mundo actual; aunque solo sea por abrumadora mayoría. Lanza un mensaje muy claro sobre el feminismo; para ella el feminismo más que seguir una militancia de unas normas e ideas preconcebidas es compartir conocimientos, ideas y establecer una red para las mujeres, donde los hombres también tienen cabida para que puedan encontrar soluciones y ser más felices y construir un mundo mejor; en definitiva: transformar la sociedad. El objetivo último del feminismo es que un día no sea necesario. Los hombres serán protagonistas en su próximo libro porque entiende que en la actualidad nadie mira por ellos con la intención de que también puedan crecer y evolucionar.
En la siguiente jornada acudieron al escenario Ramón Barea (Fe de etarras, Olmos y Robles) e Itziar Lazkano (Aupa Etxebeste, Estoy vivo) de la mano del crítico de teatro Pedro Barea para conversar sobre los inicios de sus carreras como cómicos. Habló Ramón de la formación de la primera compañía teatral vasca profesional: Cómicos de la legua, creada en los 70 en parroquias bilbaínas cuya intención era, a la par, emular a los artistas nómadas que erraban de pueblo en pueblo para llevar a sus plazas un poco de cultura y entretenimiento y despertar y agitar al personal a la conciencia de lo social. Con la iglesia toparon por esta agitación y tras la expulsión fundó Karraka formación posterior a la que se unió Itziar donde prosiguieron poniendo el acento en la denuncia social, pero de una manera cada vez más profesionalizada y con la que llegaron a ganar varios premios teatrales.

En el siguiente día el lleno absoluto lo consiguieron Javier Cansado (Ilustres ignorantes) y el catedrático de filología griega Carlos García Gual teniendo un diálogo epicúreo. Y no es una fanfarronada. Allí se habla, de verdad, de Epicuro, Aristóteles y Diógenes (Laercio, Sinope… es que hay muchos, al parecer). En una sesión magistral (como habitúa a ser) del catedrático, descubrimos que la sociedad contemporánea es muy antigua y que lo más moderno y actual que podemos hacer en comunidad no es más que un refrito conveniente de los pensadores clásicos, por si había alguien que se lo tenía demasiado creído. Es una manera genial de proponer un diálogo de lo académico superior con un contrapunto acertadísimo y divertidísimo del mundanal ruido. Sólo podemos añadir que todo el público allí presente salió un poco más epicúreo; o por lo menos con el propósito de serlo.