Cuando tu único fin es hacer daño, te es indiferente a quién utilizar para ello, y qué mejor manera que usar a una menor, alguien frágil, cuya opinión ni importa ni tiene valor. El caso de la influencer Jennifer Lara ha desatado la polémica entre gritos vecinales y una actuación policial más que cuestionable
El pasado 23 de febrero, la ex tronista Jennifer Lara, perdió la custodia de su hija de 3 años tras haber firmado un convenio, en el que sin saberlo, acordaba no poder abandonar Valladolid, provincia en la que la expareja residía. La joven consiguió trabajo en Alicante y es ahora, cuando una jueza obliga a “entregar inmediatamente” a la menor con “auxilio de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado si se opusiese”, cómo si fuese tan fácil no oponerse a entregar a tu hija a la persona que la dejó en la calle a los 4 meses.
Jennifer decidió ayer grabar el momento en el que el padre, Héctor Olalla, recogía a la menor. “No quiero mi papá” sentenciaba la niña, segundos antes de ser entregada a una mujer, ya que se negaba a ser cogida por el “padre”. Tras esto, una avalancha policial cuyo fin se desconoce, intentaba desalojar la acera para que el padre pudiese salir con su “trofeo”. Es entonces, cuando Jennifer se desplomaba en el suelo, ha perdido a su hija hasta por lo menos dentro de un mes. El vídeo finaliza con los servicios médicos atendiendo a Jennifer y con varias decenas de vecinas llorando, quizás porque son madres, quizás porque saben lo que significa una hija y quizás porque la violencia vicaria vuelve a actuar y ha ganado.
Es del todo incomprensible la situación de extrema vulnerabilidad que ha vivido la menor, desprotegida ante la ley y presenciando un acto violento que nunca debería haber ocurrido. Hay quienes critican el vídeo de Jennifer por la exposición a su hija, y por este hecho la lapidan, he de decirles, que la desesperación te hace obrar en cualquier situación y, más cuando un convenio regulador no entendido te destroza la vida. 12 minutos de vídeo que simbolizan el dolor de una familia y la estacada final después de dos años a una mujer, que se ha sentido desprotegida y humillada ante una jueza cuyo paso por televisión le sirvió como reproche y ante una expareja que pide 3 años de cárcel y 4 de inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad. Siento pena por Jennifer, pues es víctima de la justicia, de la vida y de si misma, así que pido #RuidoPorJenniferLara