Acercar y hacer atractivas las respuestas a preguntas tan esenciales como ¿Qué, es la ciencia? ¿Cuál ha sido su evolución histórica? y ¿Qué lugar ocupa en nuestra sociedad? es la intención del autor catalán, quien toma la leyenda del perro de Sir Isaac Newton como hilo conductor para ello.

Cuentan varios cronistas de la época que Isaac Newton (1643-1727) era gran amante de los animales y tuvo un Pomerania, (para situarnos esa raza pesa como máximo 4 kilos), y una tarde, mientras el célebre físico trabajaba a la luz de las velas sobre la teoría de la relatividad, llamaron a la puerta. La bola de pelo de nombre Diamond, se sobresaltó al escuchar una voz desconocida; corrió por la habitación y tiró la vela encendida sobre la mesa, propiciando un incendio que dio al traste con todo el trabajo de Newton, de manera que más de un año de trabajo se perdió, y fue otro más el que le costaría reescribir toda la famosa teoría. Newton reprendió a su perro, sin demasiado enfado y exculpándolo de culpa diciendo: “Oh Diamond, Diamond, tú sabes muy poco del daño que has hecho“.

Pudiera ser que la fama de poseer un difícil carácter en sus relaciones sociales, le predispondría hacia el amor a los animales. Pese a ello, Newton tuvo al menos un amigo: el matemático John Wallis. Contaba este último que creía que Newton bromeaba cuando un día le dijo que su perro sabía matemáticas, y que él mismo le había enseñado dos nuevos teoremas en una mañana. Quizá la tendencia del físico inglés a automedicarse con mercurio, puesto que despreciaba la medicina y abrazaba la alquimia, pudiese explicar la depresión nerviosa con ataques de paranoia que padeció en 1692, año en el que coincide la destrucción del famoso trabajo; todo suma. Claro está, existen otros tantos cronistas que afirman la inexistencia de can alguno, lo que no quita la atribulada fama que ya se ha mantenido sobre Diamond.

Jose Ramón Jouvé-Martín

Si pensamos en ciencia, no podemos dejar de lado la filosofía, el principio de todo, puesto que lo primero que surgen son las preguntas y hacerse las preguntas adecuadas es la mejor manera de aprender. Y esto es precisamente lo que propone este libro, tanto para lectores avezados en terrenos académicos, como para principiantes que se interesan por la investigación científica. Encontraremos en sus páginas una mirada diferente para abrir un nuevo debate que abarca desde lo social y ético, hasta la física que nos rodea de manera clara, sencilla y amena, pero también rigurosa.

Por Lou Prieto

Bilbaíno, con diptongo (es lo que hay). Superviviente ya desde un hostil útero materno. Convertido en periodista y en un súper hombre Nietzschiano. Una vez acabe este viaje vital de reconocimiento en la tierra, volveré a las estrellas.

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