Carla Nyman nació en Palma de Mallorca en 1996, es una gran escritora, dramaturga, directora de escena, poeta y actriz. Este año ha debutado con su primera novela, ‘Tener la Carne’, un thriller al estilo Almodóvar, salvaje, con una forma muy original de contar la historia: a través de mensajes de voz

P: Me gustaría empezar preguntando ¿Quién es Carla Nyman como persona? Y, ¿quién es Carla Nyman como profesional, en este caso, como escritora?

R: Carla Nyman como persona es un ser inquieto, que se está moviendo de un lado a otro, mis amigos me califican como una ‘hada saltarina’ que siempre está saltando. Y creo que esa inquietud ha permeado en Carla Nyman como profesional; lo personal y lo profesional están intimidante relacionados.

Una y otra no dejan de ser la misma, mi vida personal se ha ido transformando en lo profesional y viceversa. Cuando trabajas en algo tan íntimo como la literatura, me refiero a íntimo porque supone mucha introspección, (los horarios laborales entre otras cosas) es un trabajo que va más allá de lo profesional.

P: ¿De dónde viene esa vena de dedicarte a la escritura, a ser dramaturga?

R: Pues yo diría que todo empezó de niña. Esa inquietud se instauró cuando leía literatura y el teatro es algo más performance, sin ningún propósito artístico o escénico, desmontaba el salón de mi abuela y empezaba a hacer un poco el ganso.

Luego al crecer me di cuenta que esa performance, ese humor, transformar los espacios, las personas en unas por otras, era también un trabajo, la dirección escénica. Entonces se conjugaron tanto la dirección escénica con la dramaturgia, que venía ser que escribía todo lo que quería que sucediera. Es algo que surgió de una manera muy espontánea.

P: Y, cuéntanos, ¿qué te gusta leer? ¿Quiénes son tus referentes?

R: Últimamente estoy leyendo mucho sobre todo lo que tiene que ver con lo abyecto, me interesa mucho Julia Kristeva, esto es más en lo académico. Por otro lado, en la ficción me gusta Ariana Harwicz (una de mis escritoras favoritas) además, en mi novela se puede ver claramente que hay influencia de Harwicz, y también me gusta Jelinek.

Son mujeres escritoras que trabajan con temas que resultan peliagudos, temas controversiales. Pero, creo que esa es la esencia de la literatura, que se permita la ambigüedad. Me interesan mucho las mujeres que trabajan con el cuerpo, con lo abyecto, el deseo, cosas que me parecen fundamentales.

P: Y, ¿crees qué puedes ser un referente para otras chicas que están dudando en dar el paso a la literatura, así a como tú tienes a tus referentes?

R: No sé si referente, pero sí que creo que resulta ver que esta profesión (dramaturgia, dirección escénica, etc.) tiene algo de vulnerable, de inestable y no tienes muchos referentes, pues te aferras a esa persona que tiene más o menos tu misma edad. Además, que ves que esa persona lo ha conseguido, y creo que si puedo servir como de ejemplo para aquellas personas que quieren meterse a este mundo artístico, que no es algo tan alejado, que nos sentemos y hablemos, no es tan cerrado como se piensa.

P: Yo tengo amigos que escriben, les gusta escribir historias y me dicen que muchas veces les surge el síndrome del impostor, ¿a ti te ocurre?

R: Claro, yo creo que el síndrome del impostor lo tenemos todos y todas, más en esta profesión que la validación está muy presente. Seguro que en otras profesiones hay síndrome del impostor, pero yo me dedico a la literatura y solo puedo hablar de ello.

En la literatura hay una gran necesidad de buscar la validación tanto de los lectores, tus propios colegas de profesión, del público, del espectador….

P: Ahora que has mencionado la validación, ¿quién decide cuando una obra es buena? ¿Los lectores, la editorial, otros escritores, etc.?

R: Aunque suene muy místico, yo creo que primero tienes que estar contento tú con tu obra, ser coherente con una misma y pienso que eso es lo más difícil. Otro tipo de validación que busca un escritor es en otros escritores, en tus libros favoritos para que te sirvan de referentes.

P: Ahora vamos a centrarnos en ‘Tener la Carne’, ¿por qué ese título?

R: Sin desvelar mucha información, pues en mi novela hay mucha carne, está muy presente, la corporalidad, la conexión biológica entre madre e hija y casi es una extensión de la otra. Muchas veces vemos que madre e hija se confunden por esa conexión, lo que quería era reducir algo tan animal tan visceral como lo son las relaciones intrafamiliares.

P: Has mencionado que tu novela es espeluznante, de hecho hay un asesinato, ¿has tenido que documentarte sobre personas con psicopatía para poder hacer a la madre y a la hija?

R: Pues realmente no, no me he documentado. Ha sido leyendo el espacio de la literatura, buscando libros y ficciones que traten este tipo de personajes. Esta clase de obras que trabajan el deseo, la neurosis, etc.

P: La forma en la que se cuenta la historia es por mensajes de voz, ¿por qué ese formato tan peculiar?

R: Pues realmente lo que está haciendo la protagonista es hablar consigo misma, lo que hace tramposamente es hablar y extenderse en esa verborrea o pensamientos tan internos que a todos nos da miedo. Gracias a esa especie de monólogo interno que extiende con el juez puede permitirse la posibilidad de hablar con ese monstruo que puede llegar a ser o es. Se coloca al juez porque representa la autoridad, la justicia, la ley, es una validación porque ella cuenta esa atrocidad al juez y no hay contestación.

P: Al principio mencionabas la relación entre madre e hija, una hipérbole en la relación materno-filial, ¿llegan a ser diferentes personas? O, ¿la hija es la extensión de la madre?

R: Al final es eso, se llegan a confundir, una es la extensión de la otra. Como bien decías, es como si una es el apéndice de la otra, son el mismo organismo, el mismo monstruo. Yo creo que esa es una de las razones por las que tienen esa relación tan violenta entre las dos. Al final comparten culpa, duelos, es como un cordón umbilical que no se ha cortado del todo.

Salomé, Carla Nyman y Paula Quintana

P: Para ir acabando, ¿por qué en Almería? Y no en tu tierra.

R: Pues escogí Almería porque estuve de vacaciones justo en 2021 (fecha en la que se narra la historia) y me parecía todo casi desierto, casi de páramo.

Fíjate que Garrucha, es un sitio turístico, pero no es que esté lleno de turistas. Entonces pensé ¿dónde ocurriría un asesinato? Y por su aridez, el calor, la atmosfera sofocante pensé que serían los ingredientes perfectos que construirían un asesinato.

P: Y, ¿qué querías transmitir en esta novela?

R: Pues yo diría que quería transmitir un poco de relajamiento con los procesos mentales de una. Creo que estamos viviendo unos momentos en el que todas y todos estamos invadidos por torrentes de pensamientos, en los que nos castigamos por ello; no está mal ponerse a dialogar con ese pequeñito monstruo que tenemos dentro, no castigarlo. Tampoco digo que ahora vayamos todos a matar al novio, sino que es bueno no reprimir esos pensamientos.

Por Fabiana A.A

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