La primera división del fútbol español está en crisis: el caso Negreira, la calidad de los árbitros y del fútbol en general y la desigualdad en el reparto de presupuestos han ido erosionando la competición hasta un punto de casi no retorno. En estas circunstancias cabe preguntarse ¿cuál es el siguiente paso a dar? ¿Es viable una refundación? ¿Cómo hacerla? Hoy damos las claves.
Si pensamos en refundar una liga nos viene a la cabeza de inmediato el ejemplo de Inglaterra. El fútbol inglés se encontraba muy dañado a finales de los años 80. La tragedia de Heysel dejaba a los clubes ingleses sin la posibilidad de disputar una competición europea durante 5 años. Además, debido a una deficiencia en los acuerdos televisivos entre BBC e ITV (dos de los principales canales de televisión británicos) los aficionados se quedaron sin la posibilidad de ver su fútbol en televisión durante meses.
En esa tesitura fue clave la labor de los presidentes de por aquel entonces. Destacamos a Martin Edwards en el Manchester United, David Dein con el Arsenal e Irvin Scholar con el Tottenham. Todos ellos compartían la misma visión: el club ya no es un club, es una marca y como tal debemos patrocinarla para todo el mundo. Con esa mentalidad consiguieron reunir a 20 clubes para en 1992 disputar la primera edición de la Premier League. Una de las claves de este nuevo formato era, y es, la autonomía de la que goza la competición a la hora de regularse y de buscar patrocinios. Ya no dependían de la FA (Football Asociation) para buscar fuentes de ingresos, lo cual se tradujo rápidamente en contratos millonarios. Otra de las cartas maestras fue la llegada de Sky Sports al mercado, una cadena dirigida en su momento por Rupert Murdoch, que se hizo con el monopolio de la transmisión de los partidos de Premier ,además de programas íntegramente relacionados con el fútbol inglés: análisis de la jornada, polémicas, fichajes, etc.

Vistas las circunstancias que caracterizaron la creación de la Premier League cabe preguntarse, ¿puede pasar esto en el fútbol español? La verdad es que sí, aunque hay varios obstáculos. Estos son los principales:
El primero es el patrocinio. LaLiga está patrocinada por el Banco Santader. Ambas entidades llegaron a un acuerdo de patrocinio en la temporada 2016-2017, por el cual, la máxima competición del fútbol español llevaría el nombre de la empresa del norte de España hasta la temporada 2023-2024. Sin embargo, el patrocinio llegará a su fin tras el término de esta misma temporada y el relevo será cogido por Electronics Arts. Otros proyectos como LaLiga Impulso o el fondo de inversión CVC son otras piedras a superar en el camino. En el caso de una posible refundación de La Liga el organismo debe encontrarse fuera de cualquier patrocinio, pues este anclaría legalmente a los clubes a seguir en el formato actual. En el caso de la Premier League, en el momento de su fundación no había ningún patrocinio o vinculación a empresa que impidiera a los clubes adherirse a una nueva competición.
El segundo son los derechos de emisión. Actualmente, los derechos de retransmisión de partidos están repartidos entre Movistar+ y Dazn, el cual no cuenta con el catálogo total de partidos que se disputan por jornada. En 2021, ambas cadenas adquirieron los derechos de retransmisión de 5 años de liga por 4.950 millones de euros. La clave de buscar nuevas cadenas que retransmitan los partidos es el precio: el precio por ver fútbol en nuestro país es el más caro de las cinco grandes ligas, según un estudio de El Relevo. Si nos comparamos con nuestros vecinos, el fútbol nos cuesta el doble que a los franceses y entre el triple y el cuádruple que a los portugueses (según que plataforma contrates para ver el fútbol en España). Para que una nueva liga funcione es imprescindible que los precios sean más competitivos.

El tercero es el estatus quo. La liga española está muy sesgada económicamente. Los clubes más grandes de nuestra liga (económicamente hablando) son el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid. A nadie le sorprende este hecho, estamos acostumbrados a que esos tres equipos, un 15% de los equipos de la competición, acaparen en su conjunto casi un tercio de ingresos por televisión (un 28,52% exactamente). Para que una posible refundación tuviese lugar (y sentido) estos clubes deberían dar su brazo a torcer y ceder ante un reparto más equitativo de los ingresos por televisión. Lo irónico es que ni siquiera deberían renunciar a la cantidad de dinero que hoy día captan de la televisión. Esto es debido a que con los nuevos patrocinios que hipotéticamente captaría la nueva liga se podrían rondar cifras por las cuales nuestro “Big Three” no tendría que perder ni un céntimo incluso con un reparto más equitativo. No debemos olvidar en la campaña 2021-2022 la Premier League repartió entre sus clubes 951 millones más que Laliga y que está previsto que la Premier League facture 7.110 millones de euros esta temporada, frente a los 3.700 de LaLiga Santander, según el estudio “Anual Review of Football Finance”.
El cuarto es la limpieza de personal. La clave de una nueva competición precisamente está en la misma novedad. Para ello hacen falta caras que no se hayan visto antes en Laliga Santander. Este criterio no solo aplica a los directivos, sino que también a los árbitros. Actualmente el Comité Técnico de Árbitros es el organismo que regula el arbitraje en España. Los árbitros de este comité no dejan de ser criticados por sus acciones y son las polémicas las que ocupan las portadas de los periódicos y no el fútbol. Un dato escalofriante es que se han sacado 103 rojas en la jornada 27 del campeonato, más que en la liga inglesa, alemana e italiana juntas. Tampoco ha ayudado el caso Negreira, el cual ha hecho mella en la percepción que hay sobre los árbitros en nuestro país.
Una nueva competición de liga en España sería el escenario idóneo para traer nuevos árbitros que estén a la altura de la competición. Estos árbitros no tienen si quiera que ser de España ya que desde 2004 la normativa de la UEFA deja vía libre a los árbitros para ejercer en otros países. Por lo tanto, la hipotética nueva competición podría contratar a los árbitros que considere, independientemente de su nacionalidad. Esto, que sería el primer precedente de las cinco grandes ligas, ayudaría a la competición en dos aspectos fundamentales: los árbitros serían de la máxima calidad ya que estarían elegidos a dedo y si el árbitro procede de un país extranjero la polémica por falta de neutralidad se vería francamente disipada.

En conclusión, una fundación de una nueva liga en España es un trabajo que cuenta con varias trabas. No obstante, hay precedentes que avalan el movimiento. Económica y deportivamente es el paso más lógico para nuestra liga ya que la brecha entre Laliga Santander y la Premier se acrecienta cada año. Los mejores jugadores van a parar a las islas británicas y en la península nos queda un fútbol parado, sin ritmo, plagado de polémicas y sanciones que merman el espectáculo. Todo esto dentro de un sistema que fomenta la desigualdad entre clubes e impulsa que los equipos más modestos no puedan permitirse retener a sus jugadores frente a los gigantes económicos que residen en la Premier League. Es por todo eso que no es descabellado afirmar que Laliga Santander necesita fallecer para que un nuevo fútbol florezca.