La banda toledana volvió a Madrid este fin de semana para brindar por partida doble una buena dosis de sus mejores temas en su gira “Ya no nos hablamos”
“Que te quedes a perdernos, quiero. Perder hasta el apellido, quiero”. Con estas frases y un solo de saxo daba comienzo lo que sería el preludio de un fin de semana mágico para Veintiuno, el grupo de música indie formado por Diego, Pepe, Yago y Rafa.
La Sala Mon comenzó a llenarse sobre las ocho de la tarde y, una hora después, empezó no solo un concierto, sino toda una experiencia sensorial.
La Ruina fue el sencillo elegido por la banda para abrir la noche, que puso al público a saltar en cuestión de segundos. Con el único acompañamiento de unas proyecciones en la pantalla trasera del escenario en las que se intercalaron partes de videoclips, tweets con frases de las canciones como si de un karaoke se tratara, y el nombre de “Veintiuno” iluminado casi todo el tiempo, hicieron vibrar a su gente con cada acorde.
Se repasaron hits de los discos de Corazonada y Gourmet, sus dos grandes creaciones, así como los últimos sencillos que solo han hecho crecer más y más a la banda. A La Ruina le siguió Salvavidas y La Llorería, canciones que comparten con Pole y La La Love You, respectivamente. Ambas mantuvieron al público con la energía por las nubes, pues la sala solo respiraba ganas de seguir cantando a pleno pulmón. Anhelo, Escalofríos o una versión de los más bailable de Haters se unieron al repertorio. Poco a poco llegaron también los temas más suaves: Delicadeza, Pirotecnia o el gran Desvelo coronaban la noche madrileña cantando al desamor, que culminaron con su última publicación, A la orilla.
Las sorpresas
Una de las sorpresas de la noche llegó con la aparición de Chica Sobresalto para cantar Nudes, a la que precedió un reivindicativo recordatorio: “mandad nudes, pero siempre con consentimiento”.
Con Cabezabajo llegó otro subidón al descubrir a Diego cantando “¿Alguien ha visto la explosión?, ¿O solo la he sentido yo?” en medio de la sala a escasos centímetros de sus fans. Seguramente él la sintió, pero el resto podemos asegurar que por dentro nos explotaron un montón de sensaciones juntas. Dopamina terminó por reventar las mil emociones que se estaban saboreando la noche del sábado, pues el título de ésta no puede definir mejor lo que había suspendido en el ambiente.
Tras la correspondiente desaparición previa a los bises, Veintiuno despidió el concierto con uno de los lemas que más nos acompaña a todos hoy en día: “Odio la vida moderna, hoy se me está haciendo bola”. Y así, el tema que lanzaron junto a Love of Lesbian a finales de septiembre de 2022, resonó para siempre en la cabeza de cientos de personas. Y es que a pesar de la polémica que sucedió a esta canción, los que sí entendieron el mensaje se dejaron el alma acompañando a la banda en “porque a mí me da igual lo que diga la gente, le llamáis poliamor a los cuernos de siempre”.
A Veintiuno aún le quedan muchas ciudades por recorrer en esta gira tan especial (para ellos y para su público), que esperamos solo sea el inicio de una gran trayectoria con la que poder cantar siempre los nudos que no somos capaces de gritar con palabras. Y eso, Veintiuno, te lo sirve en bandeja.