María Montesinos estudió periodismo, aunque prácticamente desde niña supo que lo suyo era la escritura. Empezó su andadura en la literatura escribiendo de manera independiente y tras varios libros publicados, una editorial quiso trabajar con ella. Fue cuando empezó su aventura de escribir una trilogía ambientada en el siglo XIX, que ha tenido una gran acogida por parte de los lectores. ¡De esto y mucho más hablamos en esta entrevista!
María Montesinos no es tu nombre real, ¿Por qué decidiste escribir bajo un seudónimo?
Yo siempre he querido escribir desde que era pequeña, pero hasta hace 5-6 años no me puse a escribir de verdad. Fue un poco por casualidad, porque tampoco tenía ningún plan de escribir una novela en ese momento. Había dejado mi trabajo y me senté a escribir, empecé un relato, me gustó y se lo pasé a una amiga que me animó a seguir.
Cuando terminé de escribir me dio un poco de pudor y no quise firmar con mi nombre, soy un poco tímida en ese sentido. Entonces, decidí ponerle el nombre de mi abuela, ella me introdujo en la novela romántica. Tenía muchas novelas de escritoras de romántica de los años 50-60 que eran muy divertidas y chic, y como los veranos los pasaba con mis abuelos, me leía todos sus libros. Al final, ha sido como un poco homenaje a mi abuela que se llama así, siempre tuve una relación especial con ella y me apeteció ponerme ese nombre.
Estudiaste periodismo, ¿Por qué apostaste por esta carrera?
Precisamente porque me gustaba escribir y la única salida que yo veía si quería dedicarme a escribir era estudiar periodismo. Aunque me acuerdo perfectamente que el primer día de clase el profesor de redacción nos dijo que quien estuviese ahí para ser escritor se podía levantar e irse. Sí que es verdad, que el periodismo tiene otros objetivos distintos a la escritura y al final la vida te acaba llevando por otros derroteros.
Es curioso que un profesor diga algo así, en parte lleva razón, pero es un comentario un tanto negativo ¿no? En muchas ocasiones, los estudiantes de periodismo tienen que escuchar comentarios de ese tipo y pueden generar cierta negatividad. ¿Crees que algunos profesores deberían cambiar la forma de enseñar o de inculcar ciertos valores?
Bueno yo en ese caso, el comentario me lo tomé más como que teníamos que espabilar, acabábamos de entrar a la universidad y creo que nos quiso transmitir que la carrera no era como nosotros pensábamos. Pero sí que es verdad, que tanto en el colegio, como en el instituto y la universidad deberían cambiar los métodos educativos y didácticos, adaptarse a nuevos tiempos, a las tecnologías y a una generación de personas que llegan con un bagaje de conocimientos distintos.
Tienes tu propia página web en la que escribes reseñas literarias, artículos de viajes, relatos… ¿Por qué decidiste crear tu propio blog?
Por un lado, porque cuando empecé a escribir el blog no era nada conocida y una forma de darse a conocer y entablar una relación más cercana con los lectores era a través del blog. Que vieran un poco las cosas que me gustan, hacía recomendaciones de libros, (que sigo haciendo de vez en cuando) y también era una forma de no perder esa vena periodística que tenía. Lo que pasa que por la escritura y mil cosas más lo estoy dejando un poco de lado.
Estos dos últimos años, tenía que escribir la trilogía y me costaba mucho más sacar tiempo y cabeza, porque a veces también es sentarse y pensar. Pero mi intención es seguir con el blog, porque me gusta escribir sobre diferentes temas que a mí me interesan y que a lo mejor no son los que veo en la prensa.
Los primeros libros que escribiste los publicaste en Amazon de manera independiente, pero para la trilogía has trabajo con una editorial. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Muy buena, desde el primer momento me han aportado muchísimo. Es muy diferente a tenerlo que hacer todo tú y tener que tomar tus propias decisiones… porque siempre hay cosas que se te escapan. En cambio, cuando entras a una editorial tan grande, tienes un equipo alrededor que te ayuda muchísimo, que sabe por donde hay que tirar… Estoy muy contenta.
En la trilogía relatas varias historias de amor, pero has querido ir mucho más allá, porque visibilizas las desigualdades y el machismo que existían en el siglo XIX. ¿En que momento se te ocurrió la idea de plasmar esta época en los libros?
Yo cuando empecé a escribir, empecé con dos novelas actuales y contemporáneas y mi cabeza jamás se centró en la idea de escribir histórica, porque entre otras cosas me daba bastante respeto, por la documentación que había que llevar a cabo, pero sobre todo por el lenguaje.
Pero, mi familia y yo fuimos de vacaciones a Comillas, visitamos El Capricho de Gaudí y me encantó. Luego te dan el típico folleto para explicarte la historia de la casa y tenía una historia muy curiosa del primer dueño de la casa que había sido un hombre solterón que se había ido a Cuba porque llevaba los asuntos de los Indianos y había pasado allí dos años mientras se construía la casa. Cuando regreso a Comillas y se instaló allí, a la semana se murió, y a mi me pareció la semilla de una historia muy trágica, y a la vez quería conocer más quien había sido esa persona, conocer mejor que había pasado y que pintaba esa casa tan estrafalaria en un pueblo pesquero de Cantabria en una sociedad que era muy conservadora y tradicional.
A partir de ahí, comencé a documentarme. Visité el Museo del Traje y el Museo del Romanticismo en Madrid y justo al lado, me encontré con la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, una institución fundada en el siglo XIX y bastante desconocida, que se dedicaba a la educación de niñas y jóvenes con métodos similares a los de la Institución Libre de Enseñanza. Cuando empecé a indagar, me sorprendió descubrir la labor inmensa que hizo y la incluí en mi novela “Un destino propio”.

¿Con que temática te sientes más cómoda a la hora de escribir?
Siempre he escrito novela romántica, aunque también trato otros temas. Si es solo la historia romántica, se me queda corta. Prefiero que tenga además otros componentes y otras historias que sean interesantes y expliquen un poco el contexto de la situación o de la sociedad…
En mis primeras novelas me pasó justo eso, en “La estúpida idea”, la protagonista es una periodista que está empezando en la profesión y me gustó, era un poco recordar con que espíritu empecé a estudiar y con que espíritu empezábamos a trabajar en periodismo. En el caso de “El mapa de mi piel”, también hay una historia de amor, aunque no es una novela romántica como tal, ya que traté el tema del cáncer de mama desde una visión muy realista, pero a la vez positiva de la enfermedad.
Y, para terminar, ¿tienes algún proyecto ahora mismo entre manos?
Todavía estoy documentándome, pero estoy escribiendo una historia contemporánea para audiolibro y está siendo todo un reto porque es un formato totalmente diferente a lo que es escribir una novela que se va a leer en papel, los códigos y recursos literarios que se emplean son un poco distintos. Y luego en cuanto termine, estoy documentándome también para escribir una novela que va a estar ambientada en los años 20-30 del siglo XX, una época previa a la Guerra Civil y tratará sobre figuras de mujeres.