Picasso

“Lo sagrado y lo profano”, el Thyssen sigue arrasando gracias a su inigualable exposición que ofrece un mágico recorrido espacio-temporal protagonizada por el maestro malagueño; y “dialoga” con genialidades tales como El Greco, Zurbarán y Rubens

Un verdadero entusiasta por el arte, la pintura y por la inexplicable magia aurática en la que nos sumergen las obras. Así era Pablo Picasso cuando tan solo era un copista y un estudiante de la Real Academia de San Fernando (Madrid), mataba horas y horas frente a un lienzo, dejándose llevar por las pinturas del Museo del Prado. Esto le fue instruyendo a lo largo de su vida, hasta el punto de crear su propia magia y tener ese estilo tan característico suyo, un estilo un tanto arriesgado e innovador que fue imposible de pasar por alto en el siglo XX.

La exposición Lo sagrado y lo profano lleva vigente en el Museo Thyssen desde el 4 de octubre de 2023 y finalizará el 14 de enero del siguiente año, es una oportunidad perfecta para culminar la conmemoración de los 50 años del fallecimiento del artista. En un recorrido mediante tres acogedoras salas (de la 53 a la 55), también se nos sorprende con las influencias que este fue adquiriendo, para así aportarnos diferentes perspectivas desde un halo profundo en lo más recóndito de su ser; ya que “La obra de uno es como su diario”, así afirmó el propio Picasso en una entrevista en el año 1932.

Podemos gozar de un total de 38 obras, 22 de él, 8 de estas pertenecientes al Thyssen y otras 14 prestadas del Museo Nacional de Picasso (en París) o del Reina Sofía; mezcladas con obras de otros artistas clásicos. En todas ellas se pretende transmitir la influencia que tuvieron otros artistas en las obras de Picasso, tal y como nos comunica uno de sus seis nietos, Bernard Ruiz-Picasso: “es un diálogo, charlas entre grandes maestros, como una tertulia en la que estos artistas hablan, discuten de qué es la realidad o la magia de lo que podemos ver”. Pero, también se ponen en el punto de mira temas del mundo clásico y de la tradición judeo-cristiana.

¿El canibalismo de Picasso?

De esto trata la primera sala, pero no es el término de “canibalismo” según lo conocemos, sino que el canibalismo de Picasso consta de la capacidad para absorber la creación de otros y hacerla suya, no con un afán de copia o solo de reinterpretación, ya que buscaba esa magia para poder transmitir sus valores creativos. La comisaria de la exposición, Paloma Alarcó reafirma esta idea asegurándonos que él mismo se consideraba como un chamán, esa figura unitaria del pasado, presente y futuro mediante una fuerza creativa desbordante e incontenible.

En esta sección, el artista se ve altamente influenciado por el Greco, quien fue considerado el primer cubista, gracias a esto y a su gran modernidad y variedad estilística, Picasso quedó profundamente embelesado cual poeta renacentista ante unos versos de Garcilaso de la Vega. Dicha marca artística recogida del Greco la presenciamos con el cuadro “Hombre con clarinete”, reinterpretado del cuadro “Cristo abrazando la cruz”.

“Cristo abrazando la cruz” 1587 El Greco (izq) | “Hombre con clarinete”1911 Picasso (dcha) MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA, MADRID

Su pecaminoso laberinto personal

Imagina desentrañar la vida personal de Pablo Picasso en base a su iconografía y mediante lo que parece ser un laberinto y pasaje emocional dentro de la sala tres de Lo sagrado y lo profano.

Y es que no se trata de un secreto para nadie, ya que el maestro utilizaba su arte como un diario, mediante las iconografías manifiesta unos sentimientos muy propios del ser humano, tales como sus problemas personales, amores y odios. Las escenas familiares de Rubens y las Madonnas de Murillo influyeron enormemente en su vida a partir del nacimiento de su hijo Paulo (en el año 1921).

Aunque la pieza clave en esta sala es el minotauro, quien será su alter ego, toma a esta figura como referente debido a sus coyunturas matrimoniales. Este personaje se trata de un ser mitológico, sexual, celoso y atormentado que abandonó a su esposa por una amante a la que posteriormente dejó embarazada. Tomó esta referencia de las figuras monstruosas características de cuadros de artistas como Moureau y Delacroix.

“Minotauro acariciando a una mujer dormida” (Suite Vollard, estampa 93) MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA, MADRID

“Ritos con mitos y místicos rituales”

Pablo Picasso se sentía fuertemente atraído por el mundo místico, los rituales paganos y cristianos, ya que lleva arraigadas a él unas fuertes raíces católicas de su infancia en España. Este sentimiento católico está plasmado mediante el martirio y sufrimiento de cristo que vemos a través de su característico cubismo en su cuadro llamado La Crucifixión, el cual se yuxtapone con La Crucifixión de Maestro de la Virgo inter Virgines.

También por sus orígenes españoles y la presencia de este animal en rituales se apropió de la figura del toro, con una connotación de la misma idea del “mal” tildado de portentosa violencia. No obstante, es innegable la gran influencia que recogió de Goya, gracias a él se sintió contagiado por esa sensación adictiva y agridulce a la hora de representar erotismos, desastres y desgracias, esto lo vemos en su controvertido y famoso cuadro El Guernica.

La cuestión es que Picasso nunca dejará de ser un enigma, y nuestra única manera de poder honrar su memoria es dejándonos sumergir en su pintura, en sus sentimientos y en el que fue su inagotable talento. Porque tal y como nos cuenta la comisaria Paloma Alarcó: “A pesar de todas estas múltiples capas interpretativas, Picasso sigue siendo un misterio y todavía dará mucho de qué hablar”.

Por candelagranerogutierrez

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