Isabel Pantoja

Francisco J. Olmo/EUROPAPRESS

El Estadio de la Cartuja de Sevilla recibió el primer concierto de la gira de Isabel Pantoja para celebrar sus 50 años en los escenarios. La tonadillera ofrecerá conciertos en Barcelona, Bilbao y Madrid, en un tour que repasará toda su trayectoria musical, que se plasmará en un doble disco que verá la luz en navidad 

En las puertas del estadio se podían ver largas colas de fans de la cantante que mostraban su nerviosismo ante la vuelta al estadio tras seis años del último concierto. Entre los asistentes se podían ver camisetas, cánticos y muestras de apoyo a una de las últimas grandes cantantes de copla de nuestro país. Pese a no haber conseguido vender la totalidad de las entradas que oscilaban entre los 50 y los 200 euros, además de las 1.000 entradas que salieron 48 horas antes del concierto en colaboración con el ayuntamiento de Sevilla a 10 euros para desempleado. En la entrada se podía ver un público entregado y nervioso por ver a la artista, quien dio comienzo su concierto veinte minutos más tarde de la hora prevista. 

La banda sinfónica y el piano, que la acompañaron durante todo el concierto, empezaron a sonar para dar paso a Isabel Pantoja con un vestido color champagne de pedrería acompañado de una bata de cola del mismo color con flores rojas bordadas. Empezó cantando una de sus canciones que lleva su nombre, donde su apellido se lo cantaba el mismo público; en ese primer popurrí de sus canciones quiso cantar y dejar claro que era de Sevilla, por si a alguien no le había quedado claro, decía bromeando. Ya comenzado el concierto fue repasando poco a poco todos sus discos, empezando por sus primeros temas como Aquella Carmen, canción con la que se rompió a llorar y el público le mostró su apoyo abrumador por primera vez en el concierto de casi de tres horas ininterrumpidas. 

A diferencia de lo que nos tiene acostumbrados, solamente utilizó un vestido para todo el concierto, jugando con la posición de la bata, mientras que empezó a modo de falda, en un descanso de escasos minutos, cambió la posición a la parte trasera, como bata de cola para cantar los temas más conocidos de ella como Hoy quiero confesar, Así fue o Marinero de Luces. En un concierto especial como este, no podía faltar la canción Virgen del Rocío, donde el público cambió los mecheros por las luces del móvil creando un ambiente mágico para esa canción. 

Un concierto donde se notaban ausencias como la de su madre, que lo transmitió en varias ocasiones en forma de lágrimas; pero no estaba sola, la acompañó su gran amiga y artista internacional Shirley Bassey, quien viajó expresamente para acompañarla en este concierto. Acompañada también por un cuadro flamenco y mariachis, cantó canciones de su penúltimo disco y despidiéndose de su tierra natal con una nueva versión de Galochí, que verá la luz junto a su disco en los próximos meses.

Durante el concierto la sevillana tuvo algunos problemas técnicos de sonido que supo disimular con el arte que ella desprende en sus actuaciones. Con alegría y humor, contentó a un público de variedad de edades que evidenciaba que es la única figura de la canción española que queda, y dejando claro que queda Pantoja para mucho tiempo.