Bisbal

David Bisbal| Fuente: EFE

El almeriense embelesó a su público en un concierto lleno de nostalgia y buena energía de principio a fin

Si el verano de Vigo se caracteriza por algo es por sus conciertos en el Auditorio de Castrelos. Unas 5.000 entradas se ponen a la venta a precios muy asequibles para poder ver desde la platea a los artistas, mientras que acudir a la grada se puede hacer de manera gratuita.

Este año, el segundo concierto en este recinto corrió a cargo del almeriense David Bisbal. El pasado sábado, durante todo el día, la gente fue acudiendo al parque para poder coger buenos sitios pero, fue sobre las nueve de la noche cuando se terminó de llenar por completo. A las 10, todos los focos se apagaron para comenzar el show, al mismo tiempo que comenzaba una proyección del propio Bisbal en todas las pantallas que daban forma al escenario.

Desde la parte trasera apareció por fin el almeriense con uno de los nuevos temas de su disco Me siento vivo, Ajedrez. Sus saltos, bailes, y sus icónicas patadas al aire estuvieron presentes durante todo el concierto, lo que repercutió de manera positiva en el público al instante. Cuando terminó, no dejó pasar la oportunidad de preguntar “¿Cómo están los máquinas de Vigo?”.

20 años de carrera

Esta gira rinde homenaje a los 20 años de carrera del artista, por lo que no tardaron en sonar clásicos como Lloraré las penas, Oye el boom, o Camina y ven. El primero en romper esta barrera fue Quien me iba a decir, seguido de Torre de Babel.

Bisbal aprovechó varias pausas para agradecer al público su entrega y entusiasmo después de tantos años, y por cantar a pleno pulmón canciones que todavía descansan en la memoria colectiva. Y es que hay canciones que llevan el apellido “verano” detrás. Así pasó con Corazón latino o Bulería, que transportó directamente al verano de 2004. Si no había sido poco el saludo que ha recorrido las redes en los últimos meses, los temas finales del concierto los acompañó con una camiseta en la que podía leerse “¿Cómo están los máquinas?”.

Como no podía ser otra manera, tras casi dos horas de haber volado a épocas mejores, Bisbal cerró por todo lo alto con la canción más sonada de su repertorio, Ave María. Con el clásico gesto de entrega del micrófono al público, todo el mundo gritó cada una de las frases de esta canción. Y es que por mucho que pasen los años, los temazos de David Bisbal quedarán por siempre grabados en el corazón de cada persona que vivió sus inicios, y más si por aquel entonces, eras un niño.

Por Beatriz López Igual

Soy Beatriz, periodista cultural. He trabajado como community manager en una agencia de comunicación y como redactora en varios medios digitales. Aunque me gusta hablar, mi pasión es escribir, y si puedo usarlo para contar historias relacionadas con el arte, ¡mucho mejor!