El pasado 24 de mayo Joaquín Sabina nos conmovió con su segundo concierto en el Wizink Center: “Por ciertos motivos que ya conocéis le tengo cierto miedo a este sitio”

Joaquín Sabina conmovió a todo el público madrileño mostrando una nueva faceta, en el concierto se apreciaba a un Sabina agradecido, con su público y con su nueva oportunidad. Tras el susto que vivió el 12 de febrero de 2020, Sabina desapareció de los escenarios para volver más cercano y agradecido. Pero también más mayor y cansado, desapareciendo del escenario en varias ocasiones.

El concierto comenzó puntual, abriéndolo con Cuando era más joven, canción con la que reflexiona de su pasado, mientras se proyectaban fotos suyas de esa época. 

Tras esto se desahogó con el público, recitando con un poema propio como se sentía, hablando del miedo que sentía por volver a ese escenario: “Por ciertos motivos que ya conocéis le tengo cierto miedo a este sitio”

“De escenario en escenario, de hotel a dulce hotel. 

Plagiándome a mí mismo como un loro, haciendo habitual lo extraordinario.

Patria del corazón del fugitivo que celebra el corazón del fugitivo que cayó en el escenario de Madrid”

Con este conmovedor poema nos explicó que por culpa de ese miedo decidió hacer primero una gira por América Latina y por Londres, donde destacó que no había ni un solo inglés. Qué por culpa de ese miedo le costó tanto volver a Madrid. 

Tras una gran ovación, continuó con Sintiéndolo mucho, una canción muy personal con la que reflexiona de su pasado y de su presente, mirando hacia el futuro “Por fin ayer llegó la hora tan temida, de hacer balance de mi vida y terminar esta canción”, “No tengo nada que olvidar de mi pasado”. Siguiendo con este tono, cantó Lo niego todo, “He defraudado a todos, comenzando por mi”

En el concierto se apreciaba a un Sabina mayor, propio de sus 74 años y de la vida que todos sabemos que ha vivido. La primera parte del concierto se centró en abrirse al público, agradeciendo a su fiel público y a sus seres cercanos, especialmente a los que se encontraban allí. Estaba Rocío, su hija pequeña, quien no le veía en un escenario desde su caída. También estaban Inma y Pablo, los doctores que le operaron, entre muchos.

En esta emotiva primera parte, cantó Por el bulevar de los sueños rotos, para hacerle un tributo a una vieja amiga, a la gran Chavela Vargas. “Hay que celebrar su vida” expresaba Sabina mientras proyectaba fotos suyas.

También hizo un homenaje a su banda mientras cantaba Llueve sobre mojado, aunque con la gran ausencia de Pancho Varona, que tras décadas siendo inseparables se separaron recientemente, para la sorpresa de todos.

Tras esto, Sabina desapareció del escenario dejando a su banda cantar Yo quiero ser una chica Almodovar y La canción más hermosa del mundo. Reapareciendo más enérgico, cantando sus grandes éxitos.

“Bebiendo agua con lo que ha sido uno”, así comenzó su segunda parte, donde levantó a todo el Wizink (ya que siguiendo con el ritmo del concierto, hasta en pista estaban sentados). Aquí pudimos volver a disfrutar al Sabina que todos recordamos, cantando Una canción para la Magdalena, 19 días y 500 noches y Peces de Ciudad. Sin embargo, con la copla inicial que caracteriza sus conciertos, y Princesa donde todo el público se desató, incluido Sabina que tras cantarla desapareció dejando a su banda cantando El caso de la rubia platino.

Reapareció para darnos un cierre propio del gran Joaquín Sabina, cantando Contigo, Noches de boda, Y nos dieron las diez, y cerrando con Pastillas para no soñar. Para sorpresa de todos, ya que no cerró ni cantó Pongamos que hablo de Madrid.

Fue un concierto con muchos altibajos y ausencias, incluso del propio Sabina. Se observaba a un Joaquín, mayor, redimido y agradecido, un Joaquín muy cercano con el público, el cual no se quedó atrás y estuvo muy agradecido con él. Si se pudiera resumir el concierto sería con este lema: SUPERVIVIENTE SÍ MALDITA SEA

Por elenacvelasco

Estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid.