Llamado a ser uno de los grandes estrenos de terror del año, el final de la saga “Halloween” deja un sabor agridulce, aunque su protagonista se reafirma como una de las mejores heroínas del género

Hace cuatro años, el norteamericano David Gordon Green revitalizaba la saga Halloween, iniciada por John Carpenter en 1978 con La noche de Halloween. Bajo el mismo título estrenaba un largometraje que se olvidaba de todas las secuelas antes realizadas y solamente tenía en cuenta la película original de 1978. Su éxito hizo que derivara en una trilogía: Halloween Kills en 2021 (que supuso una bajada en calidad considerable respecto a su predecesora) y ahora la culminación con Halloween: El Final

La noche de Halloween de 2018 triunfó porque supo recuperar lo que hizo en la de 1978, convertirse en un clásico, y lo hizo evolucionando, manteniendo la esencia pero con nuevos elementos; Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) ya no era “la reina del grito”, ahora era una heroína de pleno derecho que plantaba cara a Michael Myers (asesino y villano, interpretado por James Jude Courtney). Halloween Kills fue un caos, una secuela directa que se limitó a mostrar asesinatos varios de Myers y que dejó a su protagonista y mejor baza tumbada en una cama de hospital.

Ahora, Halloween: El Final cierra esta trilogía con luces y sombras. Una nueva trama con un nuevo personaje emerge, de manera algo forzada, para dotar a la película de sentido más allá del épico enfrentamiento Strode-Myers que anunciaban los tráilers. Dicha trama propone conceptos e ideas interesantes, regalando alguna que otra secuencia que hará las delicias de los seguidores del género (la sangre y la brutalidad están aseguradas); sin embargo la manera en que conecta con el personaje de Laurie y su arco, el otro punto importante de la historia, no termina de fluir. A la hora de hilarlo todo se siente atropellado, y es inevitable pensar que tal vez habría habido una manera mejor de hacerlo. Porque además hay que añadir que, exceptuando ciertas escenas, el film no se pone verdaderamente interesante hasta la última media hora. 

Esa última media hora es todo lo que estábamos esperando de Halloween: El Final, y por desgracia, pese a que a nivel narrativo es satisfactorio, vuelve a fallar la ejecución. El tercer acto resulta en muchos aspectos anticlimático; pero por suerte ahí está Jamie Lee Curtis. Una actriz entregada en cuerpo y alma a su personaje, deconstruido psicológicamente a lo largo de la cinta, y que en los treinta minutos finales consigue recuperar a la audiencia para darle lo que espera (y merece). Hay que incidir mucho en esto, porque de no ser por Jamie Lee Curtis, Halloween: El Final podría haber sido un absoluto desastre. No obstante, “la reina del grito”, ahora una heroína del género, salva los muebles y eleva la categoría de un film por lo demás mediocre. 

Por Sergio Vega Calderón

Estudiante de Segundo año Periodismo y Comunicación Audiovisual en la UC3M (Getafe, Madrid). Fanático del cine y las series. RRSS: Instagram: srgtargaryen; Twitter: slythwalker_28

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