El pasado sábado 26 de junio, tras un año de mascarilla obligatoria, se permitia la circulación sin ella en espacios públicos donde se pueda garantizar la distancia de seguridad de un metro y medio entre las personas.

En un principio se nos negó la necesidad de su utilización debido a que no estaba comprobado que el COVID-19 hubiera llegado para quedarse. Luego resultaron necesarias, pero falta de unidades para suministrar a toda la población. La gente empezó a buscar soluciones con calcetines, telas, e incluso con preservativos.

Gobiernos autonómicos como el de Cantabria decidió abastecer con sus propias mascarillas, las “Revilletas” como las apodaron los cántabros, en honor a su presidente y la semejanza con una servilleta. El gobierno andaluz cubría tres quirúrgicas al mes, a los pensionistas. Muchos negocios y marcas empezaron a ver la reantibilidad de este producto y se empezaron a fabricar de todo tipo de colores, marcas y diseños.

Durante este tiempo ha habido quien se protegía de manera más concienzuda con dos y tres mascarillas, incluso de varios tipos; Otros que por “estética” se proteguían con una FFP2 y otra personalizada o a juego con su look; Otros que únicamente llevaban la personalizada para ir a la moda o para reivindicar, como las que bordadas con banderas; Y los que la llevaban para proteger lo justo y necesario, con una mascarilla quirúrgica de diferentes colores.

También pudimos ver los que la solían llevar mal puesta o ni si quiera llevarla. Había dos razones, por un lado podría ser por motivos médicos y justificados; o, en cambio, por razones propias, personas que decidían no llevarla o llevarla por debajo de la nariz, en el codo o en la muñeca, lo que creaba prejuicio hacia el primero de los motivo.

Ahora volvemos a la calle sin mascarillas, a vernos de nuevo los rostros de las personas, las sonrisas, los labios… nos vemos de nuevo al completo, pero solo en aquellos sitios donde no tengamos riesgo de contagio.

En España un 50% de la población ya ha recibido al menos una dosis y mas del 33% las dos, lo que permite relajar poco a poco las medidas impuestas por el gobierno hace ya un año por la situación pandémica mundial que estamos atravesando. Poco a poco vamos a poder ir olvidando estas paginas tan negras que algunos siempre recordarán.

En todo caso, nuestra recomendación es seguirla llevando, porque el COVID-19 aun no se ha ido, pese haber un alto número de vacunados, nadie sigue estando exento de contagiarse y extenderlo. Si puedes, llévala.

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