James Arthur regresó a la capital y lo hizo por todo lo alto: en el Movistar Arena, el recinto más grande en el que ha actuado hasta la fecha en Madrid.
Con puntualidad británica, el concierto arrancó exactamente a las 21:00 horas. A partir de ahí, dos horas sin apenas descansos en las que el artista desplegó un repertorio que combinaba sus temas más consagrados con sus lanzamientos más recientes. Una puesta en escena cuidada, un coro y una banda impecable y un gran despliegue de efectos visuales.
James Arthur volvió a evidenciar lo que ya se intuía: en directo transmite como pocos, no solo por la facilidad con la que alcanza notas imposibles, sino por la conexión que genera con su público. Esa cercanía quedó patente cuando bajó del escenario hasta en dos ocasiones para abrazar a fans, cantar el “cumpleaños feliz” en inglés a una seguidora y estrechar manos entre gritos y móviles en alto.
También hubo tiempo para el humor. Hizo creer al público que Anne-Marie aparecería para interpretar juntos Rewrite the Stars. El público estalló en gritos… hasta que el británico rectificó entre risas y confesó que se trataba de una broma.
Uno de los instantes más íntimos llegó con un segundo escenario improvisado entre el público: un sofá, su guitarra y la interpretación de Friends crearon un clima cercano, casi confesional, que contrastó con la energía del resto del show.
El repertorio de la noche incluyó temas como Water, Bitter Sweet Love, Sermon, Gucci, Ready or Not, Can I Be Him, Empty Space, Rewrite the Stars, Friends, Karaoke, Yeah, No, Train Wreck, Blindside, A Thousand Years, Impossible, Car’s Outside o Say You Won’t Let Go, que cerró un concierto que confirmó algo evidente: algunos artistas tienen talento… y otros, como James Arthur, parecen haber nacido para estar sobre un escenario.