En la calle de Zurbano 3 de Madrid se reúnen cada semana amantes del cine que tienen la oportunidad de ver en primicia auténticas joyas audiovisuales. El día 30, tuvo lugar un encuentro con Mario Baratech, co-productor del largometraje ‘El sueño de la sultana’, una película de animación dirigida por Isabel Herguera, que se estrenó en esta pequeña sala de la capital.

Inés, una directora de cine española, emprende lo que cree que será su último viaje a la India (al menos durante un tiempo) para romper con su amante indio Ámar. Allí, en una pequeña biblioteca donde se almacenan miles de historias, encontrará la más bella de todas: El sueño de la sultana.

Una historia escrita por Rokeya Hossain, que narra la vida de una ciudad gobernada por mujeres; un lugar soñado por todas las que alguna vez han sentido miedo. Emprende entonces un viaje que le volverá a llevar a la India, con el objetivo final de realizar una película. A partir de este momento, las historias de Inés y Rokeya se entrelazan, descubriéndose la protagonista a sí misma y comprendiendo el poder que pueden albergar los sueños.

“Los hombres deben estar encerrados en sus casas, no las mujeres, son ellos los peligrosos, no al revés.”

Durante este viaje adquiere consciencia del mundo patriarcal en el que vivimos, independientemente de nuestra raza, edad o clase social. Compara la situación de la mujer en el mundo de antes y ahora; descubre que las cosas han cambiado, pero que el miedo, la humillación y los estigmas por ser mujer siguen estando presentes en todas las partes del mundo.

Inés realiza este camino con personas que llenan su mundo de amor y enseñanzas y que le ayudarán a lanzar el mensaje más importante de la película: el poder transformador de los sueños, de aquello que puede comenzar como una idea absurda pero acabar revolucionando el mundo, en la posibilidad de cambio. Isabel Herguera rescata este cuento indio para mostrar al mundo el poder de la fantasía, porque “los sueños están cargados de fuerza cambiadora”, y “todos vivimos la vida como si fuese un sueño”.

El sueño de la sultana

Este potente mensaje feminista no es lo único que hace que esta película haya sido ya tan aclamada por los críticos, sino toda su composición y cada detalle que Herguera ha cuidado. Se trata de toda una experiencia sensorial para el espectador, en la que hay que dejarse llevar para así adentrarse en el mundo de Inés y en Ladyland.

La animación permite que cada personaje y paisaje hayan sido realizados a mano por artistas de todo el mundo; a lo largo de unos seis años se ha creado un mundo de fantasía a través de acuarelas, recortables e incluso a través de la técnica de Henna. Por otra parte, la música y las voces, en las que podemos escuchar hasta cinco idiomas, ayudan a crear esta experiencia inmersiva, creando un relato lleno de emoción y belleza.

La animación nunca ha adquirido un gran éxito en España, pero películas como esta abren un nuevo camino optimista. Debido a que dramáticamente es algo dispersa, cada espectador puede diferir en la interpretación de la película, pero todos estarán de acuerdo en que se ha logrado crear un mundo de fantasía lleno de color y emoción. Mario Baratech anima al público a ver la película en la gran pantalla y recomendarla si la han disfrutado; el boca a boca es imprescindible para que la animación consiga permanecer en las salas más de dos semanas. Desde aquí, confiamos en que el público aprecie esta nueva sorpresa del cine español, que pone a la animación española en un lugar soñado.