La actriz y escritora española, Itziar Miranda, interpreta a Manolita en la serie Amar es para siempre, da visibilidad a las grandes mujeres de la historia en la Colección Miranda y reflexiona sobre los problemas del mundo actual en la Colección Miranda y Tato.

P: Recientemente se ha estrenado la undécima temporada de Amar es para siempre, ¿qué supone llevar tantos años como protagonista de una misma serie?

R: Sí, son 18 años ya, imagínate, pues es un regalo de vida, es que hemos crecido con todos vosotros, es que al final hemos entrado en las casas a una hora muy íntima, que es la hora de la siesta, en la que nadie llama a nadie, ni siquiera yo llamo a mi madre por teléfono porque es una hora de descanso, de relax, de siesta o de Manolita y su familia. Yo creo que Amar se ha convertido en una liturgia, en un ritual, como la siesta, a nivel mundial además, porque se ve en todo el mundo, por supuesto en España, y es un regalo. Nosotros hemos crecido en la serie, hemos aprendido tanto, y seguimos aprendiendo, aprendemos de los de toda la vida porque tienen mucho oficio y hay que aprender de los mayores, y aprendemos de los jóvenes, de toda esa energía con la que venís a trabajar y que hace que no tiremos de oficio y que tengamos que estar con las pilas puestas todos los días.

P: En Amar es para siempre interpretas el papel de Manuela Sanabria, Manolita, ¿te sientes o te has sentido identificada con ella?

R: Sí, yo no sé si Manolita me ha comido a mí, o yo me he comido a Manolita o hemos hecho un mix. A veces pienso que es como cuando mezclas dos fotos y de repente dices “sí, se parece un poco a uno u a otro”. Sí, hay mucho de Manolita en mí y hay mucho de mí en ella, evidentemente. Yo creo que Manolita al principio tenía más mala leche, bueno también era más joven, era un poco más guerrera en algunas cosas y ahora tiene otra sinceridad, otro temple. Siempre ha sido una mujer que ha tirado para adelante y que ha sido una pionera, imagínate, Manolita en el 36 no podía sacar dinero del banco sin el permiso de Marcelino, no podía sacarse el carnet de conducir, no podía trabajar en ningún sitio fuera de su casa sin el permiso del marido y poco a poco y con la ayuda en parte de la lucha que ella ha tenido con sus hijas, ha salido a delante y ha sido una pionera y un ejemplo. Entonces, sí, hay mucho de mí en ella y mucho de ella en mí. 

P: A lo largo de la serie vemos cómo Manolita ha trabajado en diversos lugares como en El Asturiano, en Almacenes Rivas, en el Hotel la Estrella, o en la Juguetería Garlo, en tiempos donde las mujeres no solían hacerlo o incluso no tenían la oportunidad de ello, ¿crees que es importante reflejar este tipo de “mujer moderna”, de “madre coraje”?

R: Yo creo que es importante hablar de las pioneras y que reconozcamos el legado que nos dejaron nuestras madres, abuelas y bisabuelas, que tuvieron una lucha muy grande, como en el caso también de Luisita y Amelia, que se permiten tener su relación homosexual pese a que estaba penada con la cárcel. Creo que el legado que todas estas mujeres nos dejaron es importante que lo conozcamos y que sepamos de dónde venimos, primero para recoger el testigo y seguir luchando por los derechos de las mujeres y segundo para darles la importancia que tuvieron, que nuestras madres y abuelas no solo eran unas señoras que se dedicaban a hacer sus labores, sino que hicieron mucho para que nosotras ahora estemos aquí y sigamos con esta lucha que parece a veces, que nos la hemos inventado nosotras, y para nada. 

P: En esta serie como tú ya has comentado también vemos cómo se tratan diversos temas como la homosexualidad, con la relación de Luisita y Amelia, o el consumo de drogas con Marisol, ¿Qué supone el introducir estos asuntos en este momento de la historia?

R: Amar siempre ha contado la historia de este país y los hitos, y en parte los 80 fueron una época de muchísima droga, en concreto en Madrid, pero yo creo que Amar, una de las cualidades que tiene es saber contar muy bien eso y ponernos en contexto, siempre hay excusas de qué pasaba en esos tiempos para hablar de cosas, entonces las tramas siempre van enganchadas a algo importante. Es que hemos hablado también del bullying con Catalina, de la anorexia, de los problemas alimenticios, yo creo que es parte del éxito de la serie, la serie engancha porque uno se ve reflejado, no solo en lo que le pasa, no en los amores o desamores, sino en los dramas o las tragedias cotidianas pero que son las más importantes para cada uno, son las que nos hacen sufrir en el día a día.

P: ¿En qué aspectos crees que Manolita ha evolucionado a lo largo de las diferentes temporadas de la serie?

R: Ella era una chica de pueblo, que vino con 18 años a Madrid enamorada del hijo de un tabernero y era muy echada para adelante, pero es verdad que le faltaba mucha vida, mucha calle. Yo creo que Manolita ha evolucionado también gracias a la escucha que ha tenido con sus hijos. Yo creo que sus hijos le han enseñado mucho, desde la primera, Leonor, con ese empuje y esa valentía política que tuvo desde el principio; con María, que quiso ser artista; se habló también del aborto y de cómo Manolita tuvo que entender todo eso, y bueno pasando por todos mis hijos, Luisita con la homosexualidad, las drogas de Marisol, las malas compañías de Manolín… Yo creo que Manolita ha evolucionado mucho como las mujeres de esa época, que fueron pioneras y en eso aprendieron, se equivocaron y consiguieron emprender un camino que ahora estamos cogiendo nosotras y creo que parte de lo más importante de Manolita es como escucha a sus hijos y a los que le rodean para aprender. 

P: ¿Cómo describirías a la familia de Amar es para siempre?

R: Pues es lo que tú dices, es una familia, una familia en la que hay unos vínculos muy estrechos, que van más allá de la amistad, que nos conocemos mucho, que sabemos quien tiene un día bueno o un día malo, que nos preocupamos y nos ocupamos entre todos de todos nosotros para estar bien. Cuando a alguien le pasa algo, no hacen falta las palabras, solo con abrazarnos, mirarnos… Las alegrías las disfrutamos y celebramos mucho también. Amar es una serie que se caracteriza por ese buen rollo que hay, esa naturalidad y esa falta de divismo que hay también, yo creo que el que viene con tonterías se le acaban pronto porque nadie le da mucha bola así que, es muy buen sitio para trabajar.

P: ¿Te has visto obligada a rechazar papeles en otras series, películas u obras de teatro por tu compromiso con Amar es para siempre? 

R: La verdad es que son muy generosos, tanto Diagonal, como ahora Atresmedia y Eduardo Casanova, que es el director y productor ejecutivo de la serie. Son muy generosos a la hora de permitirnos hacer otros trabajos, porque son muchos años, sobre todo a nosotros evidentemente, si vienes a estar un año tienes que estar a full, pero en nuestros casos, a mi me han dejado hacer otra serie, películas, teatro por supuesto. Me han dejado ser madre dos veces, aunque bueno, no es que te dejen, es mi derecho, pero es verdad que no solo te lo permiten porque es tu derecho sino que te animan a hacerlo, entonces yo creo que en ese sentido, alguna vez lo he rechazado porque hay un compromiso evidentemente y van a ser muchos meses y era demasiado duro para la serie y para mí compaginarlo, pero en general podemos hacer todo. 

P: Además de tus proyectos como actriz, también has trabajado en la literatura. Hablando de la Colección Miranda, ¿Nos podrías contar de qué trata?

R: La Colección Miranda son biografías sobre las grandes mujeres olvidadas en la historia, que son todas. Nosotros, mi hermano y yo, cuando empezamos con la colección, nos dimos cuenta de que las mujeres estábamos completamente silenciadas, y de hecho estábamos doblemente invisibilizadas, somos invisibles pero es que además el hecho de ser invisibles era invisible a su vez. Yo siempre digo que una mujer, como yo misma, voy al Museo del Prado y no me daba cuenta que de las “mil doscientas” obras que hay expuestas, solo hay cuatro pintadas por mujeres. Ni me daba cuenta ni hacía una valoración sobre eso, entonces pensamos que había que devolver a todas esas heroínas, porque las hubo y hubo muchas, y muchas ocultas detrás de seudónimos masculinos, o de sus maridos, como el caso de María de la O Lejárraga, que durante toda su vida, todas sus obras de teatro las firmó su marido Gregorio Martínez Sierra o como muchas otras mujeres, también el caso de Emily Brontë que tuvo que firmar con seudónimo masculino, etcétera, entonces había que devolverlas porque es verdad que hay una falta de referentes muy grande y todos necesitamos tener ejemplos a seguir. Para los chicos es más fácil, están rodeados de grandes hombres de los que conocemos sus obras, entonces tienen sus referentes, pero las niñas no los teníamos y además era importante para los niños también para que nos vean a las mujeres en lugares importantes, en lugares de creación, de dirección, de emprendimiento… nos parecía muy necesario. Y luego tuvo un éxito que no nos esperábamos porque fue la primera colección feminista que hubo, afortunadamente han surgido otras, que se han ido alimentando unas de otras y ha sido maravilloso.

P: ¿Consideras que, en la sociedad en la que vivimos, es importante que, no solo los niños, sino también los adultos, conozcamos la historia de estas mujeres?

R: Sin duda, parte de la sorpresa es que nosotros los escribimos para niños y niñas de a partir de 8 años y de repente los han comprado muchísimos adultos, ha sido una barbaridad, las colas que tenemos en la Feria del Libro… Es que hay gente, por supuesto de 8, pero de 12, 15, 18, 25, 40 o de 60 años comprando los libros para ellos y para ellas, no porque tuvieran un hijo o una hija a quien regalar, y eso ha sido muy bonito, porque claro si no conoces la historia que más te da que te la cuenten de una manera o de otra. Salvando las distancias, El Principito es un libro que te puedes leer a cualquier edad y en cada momento entiendes unas cosas. Queríamos que con la colección pasara un poco lo mismo, hay muchos guiños a los adultos en la colección que solo el adulto entiende, y luego por otro lado el niño entiende otra cosa. 

P: También te has centrado en hablar sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la colección Miranda y Tato, ¿cómo surge la idea?

R: Pues surge porque, en parte, nuestros lectores de Miranda crecen y pensamos que sería muy bonito que Miranda creciera con ellos. Una vez que le hicimos crecer, nos dimos cuenta de que crecía ella pero también su implicación y su preocupación por el mundo y por todo lo que la rodea, ya no solo le importa el Objetivo de Desarrollo Sostenible que tiene que ver con el feminismo, la igualdad y las mujeres, sino también con la pobreza, con la pobreza energética, con la educación universal para todo el mundo, la salud, la paz, las alianzas, la sostenibilidad, el medio ambiente… fue un crecimiento muy natural, como puede tener cualquier niña que a priori dice “¿dónde están las mujeres pioneras?” y luego dice “oye, hay que hacer algo para que el mundo sea un lugar mejor, más justo y más sostenible” y así surgió.

P: Recientemente has sido galardonada con el Premio Pairón que reconoce la cultura llevada a cabo por aragoneses, ¿qué significa para tí recibir este premio?

R: Hombre para mí es un premio muy importante porque además, el premio Pairón lo ha recibido gente a la que quiero mucho. Empezando por Labordeta, que fue el primero que lo recibió, o mi tío, Roberto Miranda, que es un gran escritor que también lo recibió en su día. Entonces para mi familia es un premio importantísimo, casi más que si me hubieran dado un Goya, que sí bueno, es un premio cinematográfico que es muy importante y muy emocionante porque te lo dan además compañeros de profesión pero, el Premio Pairón te lo da la intelectualidad de tu tierra, y es bonito que ya no te vean como “la hija de”, “la sobrina de”, “la niña pequeña que”, o “la actriz que se fue a Madrid a”, sino que te vean como alguien merecedor de ese premio por lo que has escrito.

Por Lidia Béjar Vicente

Estudiante del doble grado de periodismo y comunicación audiovisual en UC3M.