El pasado 14 de Septiembre de 2022 cinco alumnas de un instituto madrileño de Hortaleza fueron obligadas a salir de su aula. ¿El motivo? Su religión. Las cuatro alumnas llevaban puesto un hiyab, un velo propio de mujeres musulmanas debido a sus creencias religiosas

Dicho instituto tiene un código de vestimenta, en el que expone que “queda terrenalmente prohibido llevar tapada la cabeza”. Esta norma deriva del ejercicio de autonomía organizativa de la Ley Orgánica de Educación (LOE), en la que “cabe la posibilidad de que los centros educativos regulen la vestimenta de los alumnos”. Es aquí donde aparece un vacío legal, ya que, según esta ley el centro podría poner la norma de no taparse la cabeza, pero las alumnas han explicado que el hiyab no es un tema de vestimenta, sino un tema de identidad religiosa, y por ende el instituto no les puede obligar a nada. Por ejemplo, si el problema fuera el color del hiyab, el colegio podría opinar acerca de su vestimenta, pero no es el caso ya que les obligan a quitárselo para poder acudir a la clase, negándoles el acceso a una educación, de la que ya están matriculadas, solamente por su religión. Al negarles la entrada al aula sino se quitan el hiyab están vulnerando su libertad religiosa, que está recogida en la propia Constitución española.

Según la ley orgánica del 5 de julio de 1980, “El Estado garantiza el derecho fundamental a la libertad religiosa y de culto, reconocida en la constitución, de acuerdo con lo prevenido en la presente Ley orgánica”, “Las creencia religiosas no constituirán motivo de desigualdad o discriminación ante la ley“. A raíz de esto, la ley del instituto acerca de las normas de vestimenta quedaría en un segundo plano al entrar en conflicto con la Constitución, resurgiendo un debate acerca de en que categoría se clasifica el hiyab, ¿El hiyab es parte de la vestimenta o de la identidad religiosa? Las alumnas tienen muy claro que es algo muy privado, algo que atañe a su identidad religiosa no a su vestimenta, a diferencia de la opinión del centro.

Tras esto, las alumnas denuncian que esta norma no es más que un pretexto para negarles su libertad religiosa, una justificación para prohibirles el uso de su hiyab si desean asistir a clase. De esta forma, les hacen elegir entre su educación y su religión. A su vez, acusan al centro de dar una falsa impresión, ya que entre sus valores destacan la tolerancia religiosa y la inclusión que han demostrado que no es real.

En su plan de convivencia promueven unos valores, así como en los deberes de los profesores de: “Respetar y hacer respetar las normas de convivencia escolar, la libertad de conciencia y las convicciones religiosas”, “Proporcionar al alumnado una enseñanza de calidad, igualdad y equidad, respetando su diversidad”, “Velar por la igualdad de oportunidades de todos los alumnos”, “La inclusión de todos los miembros de la comunidad educativa”, “Actualizarse en su formación sobre atención a la diversidad”, entre otros. Claramente al prohibirles la entrada al aula por un motivo religioso están incumpliendo estas normas, pero ellos no son sancionados, a diferencia de ellas que han sido obligadas a irse de su clase, y hasta han sido amonestadas.

A su vez, el centro promueve unos principios y valores, que están alejados de la realidad; “Educar en la igualdad, sin discriminación de sexo, procedencia,…”, “Construir una escuela tolerante”, “Trabajar en una escuela plural e intercultural”, etc.

Las alumnas reclaman estos valores y normas, ya que en realidad no son más que una fachada. No cumplen sus propias normas derivando en situaciones como esta, en la que las alumnas se sienten excluidas, discriminadas y desiguales con respecto al resto de alumnos únicamente por su religión.

Las afectadas ya se han puesto en contacto con la policía y abogados para solucionar (de la forma más rápida posible) esta situación, ya que las expulsiones han generado un carencia escolar por no tener permitido la asistencia a clase.

Denuncian que estando en pleno 2022 siguen ocurriendo estas situaciones racistas e islamófobas. Ya llevan dos días prohibiéndoles la entrada a las aulas por su hiyab, y esperan que rectifiquen su actitud o que les den una solución antes de tomar medidas mayores, ya que no les pueden negar el acceso a una educación de la cual ya están hasta matriculadas.

Por elenacvelasco

Estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid.